martes, septiembre 08, 2015

SIN PERDON




La noticia sorprendió a muchos. El Papa Francisco autorizaba a todos los sacerdotes a perdonar el pecado del aborto a todas las mujeres que “estén arrepentidas de corazón”. El portal del Año de la Misericordia, que comienza en Octubre de este año, se ha abierto con esta noticia que ha producido oleadas de reacciones. Por un lado, aquellos que creen que es un “pecado imperdonable” matar al hijo. Por lo menos habría que poner las cosas chungas a aquellos que cometieron esa acción abominable. Que por lo menos vayan a pedir audiencia al obispo cubiertos de ceniza. Por otro lado, ha enfadado a otros muchos, que no consideran que abortar sea un pecado, sino que incluso es un derecho de la mujer para mantener su dignidad y libertad, para no caer en la esclavitud de un hijo no deseado mientras el causante del embarazo se va de rositas.

Lo primero que creo que hay que decir es que si alguien quiere pedir perdón pues lo pide, y si no, pues no lo pide. A nadie se le obliga. Lo segundo, que el sentimiento de culpa de muchas mujeres por haber abortado, de muchos que han facilitado o cooperado con un aborto, existe. La realidad es tozuda. Los psiquiatras saben cómo se las gasta la conciencia a aquel que carga con la culpa de creer que ha hecho daño a otros. Un embarazo no es un chiste, como bien sabemos. Y si un aborto natural deja tantas veces devastada a una madre, un aborto provocado, provoca también un gran dolor.  

Por lo tanto, no se trata de meter la cabeza debajo de la arena, de ser “positivo” y pastillear con prozac la realidad. A veces, la cagas, haces cosas que están muy mal. Y la gran pregunta es esta: ¿qué haces cuando has hecho daño a otros, cuando consideras que es algo demasiado horrible, algo imperdonable? Y si hay cosas imperdonables, ¿dónde ponemos el límite? Si usted hundió la carrera profesional de aquella persona por esparcir un rumor falso ¿eso tiene perdón? Si a su madre la metió en la residencia ¿eso tiene perdón?¨ La pregunta es, ¿es posible sacar la pata cuando la has metido hasta el fondo, cuando tu vida parece aquel disco de Hombres G  “La Cagaste Burt Lancaster”?


El Dios al que se refiere el Papa Francisco, es un Dios que nunca se cansa de perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón, ha repetido una y otra vez. Y, como no pedimos perdón, nos cuesta mucho perdonar desde grandes cosas a chorradas. Y así la vida es infernal. La realidad es esta: somos capaces de lo peor, y de lo mejor. Para salir del mal, hace falta reconocer nuestra responsabilidad, y pedir perdón. A los que tenemos al lado. Y por qué no, a Dios. Después de todo, ahí es cuando más se nota su existencia, su poder e omnipotencia: cuando nos perdona incomprensiblemente, y te vas alegre, dispuesto a recomenzar, a trabajar para volver a intentarlo, mientras pides, ahora sí, perdón a tus semejantes por cosas que antes ni intuías. Al mundo lleno de guerras, culpas y dolor, le hace falta perdón por un tubo. Es hora de recomenzar. 

Informacion, 5/9/2015

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viernes, abril 24, 2015

CAPIROTES





Me pregunta un amigo americano criado en San Francisco (Estados Unidos), qué es eso de los capirotes y las procesiones en España. Un chaval de veintitantos. A ver. Aclarando, que es gerundio. Las procesiones no son una performance del Ku-Klux-Klan. La cruz boca abajo no se incendia como en las peli de Arde Missisipi, una buena película de Willem Dafoe y Gene Hackman. Es la cruz de San Pedro, que fue crucificado boca abajo. Y esa cruz, no arde, no.


Sigo explicando: los más fanáticos procesionistas, son pescadores. Claro. Los apóstoles, eran pescadores en su aplastante mayoría. En todos los pueblos de la costa de este país ruidoso llamado España, hay un barrio de pescadores, pegado a una ermita desde la que divisan las viudas los barcos de aquellos que ya no volverán más a casa. Y desde allí, desde hace centenas de años, baja el Cristo, todos los años. Y desde allí, escaleras abajo, cierra el paso a todo lo demás, una Virgen llena de lágrimas, envuelta en un larguísimo manto lleno de estrellas y oro. Y todos los pescadores, los gitanos, la gente más humilde, carga con orgullo el Jesús y la Virgen, mientras se dejan los hombros en las empinadas escaleras.


Llegan bandas de música de los pueblos, pero siempre hay un día, donde la procesión corta en silencio la madrugada. Incluso, se apagan las luces, allí por donde pasa el Jesús. Y cuando dobla la esquina la Virgen, se llena de temblor melocotón la calle con la luz de las velas. La madre que perdió a su Hijo. Viuda y madre. A partir de entonces, Madre adoptiva de doce pescadores. Como ellos. Llevada a plomo por hombres tatuados, que reventados, la vuelven a bailar, cuando, desde un balcón viejo una garganta se rompe de dolor y vuela por la calle oscura y temblorosa una saeta.



La búsqueda de Dios, el rumor inmortal, siempre produce arte a raudales. Arte que brota de las tradiciones populares. La tradición, decía Chesterton, es la moda de los pobres. No es snob, ni pija, ni frívola. Tiene raíz. En la vida. Lutero, lo sé bien, con la reforma protestante eliminó cuadros, esculturas de las iglesias. El pueblo alemán, encauzó su tradición religiosa, le hizo la pirula a Lutero, con la música. La mejor música religiosa del mundo: la de Bach. En el Sur, nos quedamos con lo demás: escultura, pintura. Pero era demasiado poco. Había que vivirla. Subirla a los lomos tatuados de gente ruda, sencilla. Sacarla del pecho. Por lo menos una semanita. Sacar las imágenes de la las iglesias, arrastrarlas con tambores y saetas por las sucias calles de la vida. Apagar las farolas para que la luz temblorosa del paso de la Virgen iluminara nuestro valle de lágrimas al doblar la esquina. Amor de Madre, fuerte, fiel. Hasta el fin. Al final, siempre llega el dolor. Pero, ¡ay de aquel a quien no le espere el amor junto al dolor! Sabiduría de costalero.


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miércoles, abril 22, 2015

25



Allí fuimos, a celebrar las bodas de plata de unos amigos. A ver si nos explicaban el secreto. Porque resulta que llevan juntos media vida y encima son felices. Inmersos como estamos en una cultura donde lo único sólido es la técnica, donde sólo se exige ética y lealtad a los políticos, donde lo privado y lo íntimo es subjetivo y volátil porque ninguna ética tiene raíz en la vida personal, celebrar 25 años de matrimonio es pura subversión contracultural. Y no es nada fácil.

Porque en cuanto llegas a la juventud, te complicas la vida con alguien y se acabó la libertad. Devora tu tiempo y habitas su cuerpo, tan deseado y tan distinto. Carne que le faltaba a tu carne para ser carne. Descubres tu cuerpo de hombre, tan fuerte, y tan débil. Descubres su cuerpo de mujer, tan frágil y sin embargo más fuerte que el tuyo. Durante 25 años. Filtras el ruido, dejas que el relato del otro se instale. Aprendes que el mundo también existe desde allí fuera, desde sus ojos, su familia, su trabajo, su música, sus películas, sus amigos, su salud. Te sorprendes de que a veces, ese mundo sea más real que el tuyo.

Sientes como tu alegría le alegra a ella. Y comprendes, cuando llega, su dolor sin sentirlo, hasta que te invade su mirada rota y te acaba doliendo más que a ella misma. Bebes de su rostro. Su rostro es lo que más buscas. Allí te encuentras, allí te pierdes. Allí descansas, allí sufres. Terremoto y oasis. Cualquier gesto, inflexión de la voz, brillo de los ojos, habla de cómo habita su alma el mundo, de cómo te vive aquel quien te habita.


Aprendes a ser tú mismo, fijáis límites para poder respirar. Discutes por chorradas. Y llegan las crisis graves, que tienen su raíz profunda, que duele tanto descubrir. Y ella descubre tu feroz egoísmo, y tú descubres su orgullo. Ella tan frágil, y tú tan débil. Humanos. Descubres que el otro no es tú. Ella llega donde tú no llegas. Y tú alcanzas desde fuera eso que ella no ve. Nunca os daréis alcance, siempre habrá un yo y un tú. Y por eso os hacéis falta, para comprender quiénes sois, para llegar más al fondo de cada uno a través del otro. Hasta que sus labios sean los pulmones de tu alma. Hasta que tus ojos sean la única llave que abre las puertas de su corazón. Sois cada uno el más fuerte y el más débil con el otro. Y así otros 25 años. La vida entera.

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martes, abril 07, 2015

EL PADRE DE MI PADRE


Sigmund Freud dijo aquello de que el niño se hace hombre matando al padre. Mi identidad de hombre, por tanto, es el resultado de una sucesión de asesinatos psíquicos en cadena. Romper los barrotes de la cárcel, dejar atrás la autoridad paterna, para ser yo. Freud, el psiquiatra que buceaba sin traje de neopreno en las heladas aguas de las patologías de la familia burguesa de la Europa de principios del siglo XX, diseñó toda una farmacopea para curar los males causados por ese modelo familiar represivo e hipócrita que con tanta precisión describe Stefan Zweig en El Mundo de Ayer. Thomas Mann lo relata con similar maestría en Los Buddenbrook. Y también Franz Kafka vuelca su ira contra su padre en sus escritos. Pero, si me lo permiten los sabios expertos en raspar la superficie de los agujeros negros e infinitos de la conciencia humana, yo no he experimentado esa angustia y represión. Ahora que ya he dejado el sol a mis espaldas y pienso en mi padre, en el padre de mi padre o en el padre de mi madre, es decir, en la figura paterna dentro de mi familia, percibo luces y sombras, pero no hipocresía y represión. Lo que pasa es que descubrir quién eres y derrapar lo menos posible en las curvas que aparecen en tu juventud, no es fácil. Y menos aún para tu padre, que es quien recoge los platos rotos. Los sabios opinan. Pero quien se come los marrones de los hijos es muchas veces el padre. 

Ahora, desde la distancia, cuando ya está atardeciendo en la vida de nuestros padres, cuando muchos de ellos ya no están, es cuando recordamos nítidamente aquellas veces en las que nuestro padre citaba al suyo, admirando la sabiduría que su padre le dejó. Ahora, cuando yo mismo soy padre, y trato de remar dando paletadas a izquierda y derecha, a tientas, intuyendo el rumbo que puede que sea el más favorable para mis hijos, comprendo muchas cosas. Y veo a mi padre con más realismo. Se equivocó conmigo en algunas cosas, pero que aguantó muchos más golpes de los que yo nunca podré imaginar. Alguien, que estaba ahí, cuando las cosas se ponían chungas. Hijo mío, si algo malo viene, que sea para mí. 

Los padres que he visto y que veo a mi alrededor no eran ni son perfectos. Pero, la mayoría eran y son buenas personas. Y eso no es fácil. No es fácil mediar entre tantos conflictos, convencer a los hijos de lo que está bien y mal, descubrir que es lo mejor en cada caso, buscar el término medio entre libertad y responsabilidad. Y pasar a un segundo plano en sus vidas sin acritud, cuando ya son adultos, y has dejado de ser el absoluto protagonista de sus vidas. No sé qué es más difícil, si ser padre o abuelo. En ambos casos, hay que moderarse muchas veces, no dar importancia a desprecios, disculpar. Aguantar. Beberte la amargura con una sonrisa. Para que los hijos sean felices. Resumiendo: qué grande es mi padre. Cada vez recuerdo más sus sentencias, su sentido común. Sé que está ahí. Siempre estará ahí. Como una roca. No tuve que matarlo. Él quiso que yo viviera más que él. Mejor que él. Por encima de él. Es sencillo de entender: es mi padre.  


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domingo, diciembre 14, 2014

LLUVIA


Al fin llueve en el Levante. El horizonte se vuelve vertical. Por una vez, la sal azul molida, la costra de costa seca, se sueña en tierra. Velo gris que nos visita desde más allá de ese mundo no mediterráneo, que por una vez, existe. Mundo nublado que barre todo hasta el techo, mientras la tierra yace serena sin diamantes ni espejos. Silencio de lluvia fina, muda. Cielo dormido, como un deseo inmortal que me miente, que vuelve. Paredes del mar que se cierran. Suelo espejado que quema con sus chispas revoltosas los zapatos de los caminantes.

Años sin lluvia, eternidad soleada inmóvil, rutina que me despeña. De repente, vuelve insistente, la lluvia. Trallazo. Vuelo sobre las alas de mi razón, y allí están ellos. Viejos amortizados. Gastando el tiempo con el nieto. Allí, me dejan jugar bajo aquellla luvia, bajo aquel cielo velado mientras el tren del tiempo se detiene detrás de un cielo que ya no habla del espacio vacío, infinito y aterrador del sol y otros astros que nos marcan la distancia. Niño lleno de asombro, que rompe el silencio de aquella mañana lluviosa, sosteniendo caracoles como trofeos, chapoteando en los charcos, mientras su abuelo le persigue entre risas.

Todo es verde, envuelto en el tozudo silencio de una lluvia que no miente. Poca gente en las calles. Allí están ellos dos, mis abuelos. La calle es un espejo, y el silencio retumba atronador de dentro a afuera en mi memoria. Una presencia tan intensa que me hace temblar sin motivo aparente. Allí estoy, allí están. Presencia que es presente más intenso que este instante, que me eleva por encima del pensar, del sentir, de todo. Cielo cerrado que me abre las entrañas más profundas, más altas, mas allá de toda urdidumbre celeste, de todo almacén de belleza horizontal, del rebote de luces de todo lo que me envuelve aquí, ahora, arriba y abajo, fuera de mi centro. Rumor inmortal, sed inacabada. Nostalgia alegre que me golpea de vez en cuando, fortísima, sin avisar, como un rayo que deslumbra y atraviesa la oscura y falsa certidumbre del presente.

Porque yo soy más aquello, soy mas siembra de corazón que clavo y hierro de la razón. Soy más que el verso, que la angustia, que mis límites. Soy aquello que arrasa y rompe las costuras de mi ser corpóreo. Soy lo que soy cuando vuelvo a aquel sitio donde rodeaban sonrientes mi soledad, donde me abrazaban. Soy más sueño de la esperanza de mis abuelos, que realidad presente. Soy cuando vuelvo al origen donde me construían, donde hilaban las costuras de mis afectos y sembraban las corazonadas, las intuiciones, es decir los caminos por los que este caminante siguió caminando, buscando y encontrando la belleza, a pesar de tanta oscuridad. Ellos se vaciaron de esperanza para que yo fuera, lanzándome al mas allá de un futuro que no poseerían nunca. Me quisieron fuera de su razón y dentro de su corazón. Locura que yo necesito, necesidad de volver para poder querer. Para poder ser.




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martes, diciembre 02, 2014

OKUPAS

Las personas que más admiro son muy viejas. Ancianos acosados por el Alzheimer, la osteoporósis y el desprecio de los que todavía no son dependientes como ellos, y que sin embargo, sonríen. Maestros de vida. Cuando les preguntas, hablan lo justo y condensan su sabiduría en unas cuantas frases, que van rodando por nuestros adentros durante años o décadas, cambiando muchas veces el sentido de nuestra existencia.

Una de esas personas es Esther. Tiene 90 años. Doctora en Derecho, bilingüe, políglota, autora de varios libros. Anda bastante delicada de salud, con altibajos, algunos graves. A veces le falla la memoria, y no le vienen las palabras, a ella, que ha sido y es una maestra del verbo. Lo intenta un par de veces, y cuando no le salen, te dice, mientras le brillan los ojillos: bueno, tú ya me entiendes. Lo importante no es lo que fuiste. Lo importante es ser útil a los de alrededor aquí y ahora. Ella sabe perfectamente que no le queda tiempo, pero le importa el aquí y ahora.  Sabe que es la actitud la que te hace ser útil a los demás, aunque físicamente no puedas ya casi nada. Sus amigos aprendemos muchísimo de su condición frágil y sonriente. Ella me da más juventud que nadie. Me pone las pilas. Un abrazo grande desde aquí.

Otra de esas personas es José. Médico jubilado hace tiempo, acosado por los achaques, viendo cómo se le mueren los amigos. Me lo encuentro un día en el supermercado. Le pregunto, qué remedio, por su salud. Me mira con esa mezcla de  cara seria y socarrona, riéndose con elegancia de sí mismo, y me dice: mira Claudio, esto es como llevar un okupa dentro. Tienes que negociar con él. No trates de echarlo, porque te puede, y entonces es el desastre. Pero, negociando, unas veces te la pega el okupa, y otras se la cuelas tú a él. Conceder sin ceder. Paciencia. Habilidad en el quiebro, negociación diaria en el zoco del yo con el okupa. 


El okupa. Lección inolvidable. Saber convivir con el okupa. Con los okupas. Esos  marrones que llegan a nuestra vida y no nos dejan hacer tantas cosas que nos hacen ilusión. La enfermedad que se instala sin pedir permiso. El hijo que no salió como esperábamos. La rutina del trabajo de siempre. Nuestros defectos que no hay manera de arrancar. La vida es eso que pasa mientras hacemos planes, dijo John Lennon. Pero Lennon se olvidó del okupa. Por eso, personas como Esther y José son maestros de vida. Enseñan a los demás cómo surfear con arte el borde del acantilado de la felicidad mientras esquivas tantas cosas que se meten en tu vida sin pedir permiso (son okupas). Y es bueno que sea así, para no ser tiranos, caprichosos, niñatos que quieren un mundo irreal a su medida. Aquí y ahora la alegría nunca es perfecta.  Aunque a veces hay excepciones. Esther y José llevan tanto tiempo negociando con los okupas, que incluso ya reman todos en la misma dirección. De ahí su alegría inexplicable. 

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miércoles, junio 18, 2014

HIJOS




Somos hijos de nuestros padres, hasta que somos hijos de nuestros hijos. Aprender a vivir es aprender a recibir. Para transmitir la vida, hay que saber recibirla. Nunca pregunté a mis padres porqué me tuvieron, porqué quisieron recibirme. No sabrían decirme porqué. Soy superior a su razón. Soy más allá de la razón, corazón. Siempre sostenido por el corazón, al final, es eso. Soy la intuición de mi madre, la esperanza de mi padre. No sabían quién sería su hijo. Echar un boleto a un futuro más grande, donde el cariño roba espacio al tiempo, a las obligaciones, al dinero. Eso fui yo y lo sigo siendo para ellos. Intuir, esperar, amar. A tientas buscaban darle compañía al Mundo. Su mundo les gustaba, pero no les llenaba. Era y es una caja de zapatos grande, llena de técnica, economía, de datos triturados por un procesador que van del cero al uno y viceversa. Les faltaba algo. Y cuando llegué yo, se les quedó pequeña aquella esperanza. Soñaron más, con más valentía aún. Y siguieron haciendo añicos su razón, metiendo sus planes, su libertad, su dinero en una botella lanzada al mar inescrutable del futuro improbable de sus otros hijos que no tardaron en llegar.

Mis padres sabían que sería más de lo que ellos sabían. Sabían que después de nacer yo, su corazón sería más grande que su corazón. Y eso para ellos valía la pena. No hay tiempo para transmitir toda la experiencia de toda una vida durante un número corto de años, hasta que te vas de casa. Pero sí hay tiempo para sentirse querido y corregido, aceptado. Para echarte de menos, cuando lo tienes todo, pero todo resta, porque no estás tú. Cuando yo llegué, estaba más allá de su mundo. Era más grande que los telediarios, más grande que el Sputnik. Mi corazón latía al lado del de mi padre, acompasado al de mi madre, mientras JFK sonreía por el televisor. Mi futuro era su esperanza incierta. Mi libertad era su servidumbre hacia mí. Me encontraba muy cerca de ellos, pero ellos sabían que algún día estaría más lejos que aquel JFK que asomaba por la pantalla del televisor. Lejos, pero más dentro de ellos que nada de lo que haya existido jamás. Se tienen hijos, porque se tiene esperanza. “El hombre no puede vivir sin esperanza, porque su vida condenada a la insignificancia, se convierte en insoportable” (Juan Pablo II). Les doy gracias desde aquí. Lucho para seguir aprendiendo de ellos, para no defraudar su esperanza.  

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miércoles, diciembre 21, 2011

EL UNIVERSO EN UN BELEN



¿Quién es más, Jesús o Dios? Preguntó aquella niña. Jesús es Dios, le respondió su hermano, cuando tenía 8 años. Para la religión cristiana, Jesús es Dios, es la Palabra Eterna de Dios que se ha hecho persona como otros millones de personas a o largo de la historia. Dios es la Palabra, el Logos, la Inteligencia, la Razón Absoluta hecha persona. Y la inteligencia de cualquier persona se ve, se percibe en su discurso, en como organiza sus ideas, como analiza los datos que extrae de la realidad. Cuando algo está bien construido es cuando tiene coherencia, orden lógico. El mundo tiene una lógica matemática interna, una razón. En última instancia el “hardware” ordenado del Universo procede del “software” de una Voz, de una Palabra, de la Razón Absoluta. Nada ni nadie está por encima de esa Razón Absoluta. Esa coherencia y densidad interna absoluta tiene como consecuencia que la Razón Absoluta es el Ser Absoluto. Y ese Ser absoluto despliega sus obras con un Poder. En fin, esto a lo que han llegado muchos filósofos desde Platón hasta Maritain pasando por Descartes.

Todas las civilizaciones humanas han buscado al Absoluto, la Plenitud del Ser, y todos los hombres de todos los tiempos experimentan lo frágil que es el hombre, que nada es eterno en el universo, que todo cambia. Hay un Poder y hay una Fragilidad. Se percibe la consistencia del mundo, pero también su volubilidad. El hombre contempla y siente ambos extremos. Los judíos pensaban que Dios era tan poderoso, que si nos apartara de su pensamiento desapareceríamos. Dios es YHWH, que en hebreo son las iniciales de “Yo Soy el que Soy”. Dios es el Ser. Sostiene todo, es todo. Por eso el mensaje de Belén les resultaba extraño.

La respuesta del mensaje cristiano a esa brecha entre el Poder y la Fragilidad, se halla en Belén. La Navidad, es la época de la ilusión de los niños por excelencia. Porque los filósofos, los teólogos, el “hardware” de la razón humana, las mejores cabezas, no terminan de comprender lo que pasó en Belén hace más de 2000 años. Pero los niños sí lo perciben. Ellos no saben hablar bien, no se expresan como los adultos. Pero intuyen mejor que nadie lo que dicen San Pablo (Romanos 9,28) y el profeta Isaías (Isaías 10, 23) en la Biblia: Dios ha cumplido su palabra y la ha abreviado. Los niños saben porqué Dios ha renunciado a su Palabra, a su Logos, a su Razón Absoluta: Dios quería aparecer sin Palabra, sin Razón, porque quería tener unos padres que le amaran, le educaran, le enseñaran a hablar. Como a ellos, como a los demás niños. Y por eso se arriman los ángeles a ese gran acontecimiento del Nacimiento en una Familia, en Belén. Es el acontecimiento donde los niños son los protagonistas. La Voz que hizo el Universo deja de hablar y se muestra pequeña. Quiere estar una larga temporada en manos de José y María, de su tía Isabel. Y aprender a hablar en arameo. El más poderoso, el señor de lo más grande, es también el señor de lo más pequeño. Ha demostrado su poder haciéndose el más pequeño. Nos enseña desde el Pesebre, esa cátedra inmensa, más que todos los catedráticos del mundo y de la Historia humana. Jesucristo, en Belén no habla: está allí y con su presencia nos muestra que es la Verdad, el Ser.   

El mensaje de los Sabios de Oriente (los Reyes Magos), el mensaje de Belén es este: YHWH, “Yo Soy el que Soy”, el Ser absoluto y eterno, no quiere agobiar con su inteligencia, no quiere arrasar con su poder, con el miedo. No tengáis miedo, dirá Jesucristo muchas veces a Pedro, dirá el ángel Gabriel a María. Dios se acerca con suavidad, con cuidado, para no asustar. Nos quiere como un Padre (Abba, le llama Jesús a su Padre Dios, que significa Papi en hebreo, tal y como le llamaban los niños a su padre en aquella época). Es un Papi. Es un bebé. Es natural que los niños estén encantados con la Navidad. Por eso, en Navidad todo es mágico. Es grande para los pequeños, y es horrible para los que son autosuficientes, y se creen grandes. Feliz Navidad a todos, especialmente a los que sufren tanto en estas fechas.

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jueves, octubre 27, 2011

CORREGIR LA POLÍTICA



La crisis actual tiene sus raíces en los años 80. La revolución informática hizo que los modelos de simulación matemática incrementaran se aplicaran de forma masiva al sistema financiero. Con sus hojas de cálculo los brokers crearon los derivados financieros. El traje legal que sujetaba los productos financieros bajo una estricta supervisión del Estado, quedó anticuado. Ronald Reagan reclutó a Alan Greenspan, hijo de un broker de Wall Street y discípulo de Ayn Rand, una novelista y filósofa ultraliberal, que lo amamantó ideológicamente en sus tertulias-café anarco liberales a finales de los 50. A finales de los 80, Greenspan impone el nuevo paradigma del Nuevo Orden Mundial: anarcoliberalismo y modelos matemáticos computerizados.

La Nueva Era del Capitalismo (NEC), basó sus cimientos en la Revolución Informática del microchip y del PC. Había que desregularizar, quitar leyes, recortar personal y atribuciones de los organismos de control de los mercados financieros tales como la la SEC en USA, la FSA en Gran Bretaña o diversos organismos públicos supervisores. Los funcionarios, ya no eran necesarios. Estorbaban, impedían el crecimiento económico de la NEC. Había que quitarles poder. El ordenador había llegado. El Mercado iba a ser regulado por grandes chorizos de ecuaciones matemáticas que escupirían los ordenadores. Y ahora, de repente, cuando el Tsunami Financiero ha arrasado la economía mundial, ha quebrado bancos, gobiernos, ha secado fondos de rescate, hemos despertado: no hay ecuación matemática, ni chorizo de números que autorregule la naturaleza humana.

Al Mercado le pasó lo que nos pasa a nosotros con el corrector ortográfico del Word de Microsoft: no corregimos las cartas como antes, no estamos pendientes del sentido de las frases como antes, porque ahora el corrector nos hace el trabajo automáticamente. Pero los ordenadores no separan lo necesario de lo superfluo, no dan sentido a las frases. Podríamos decir: ¡Es la libertad,estúpido! Por eso tenemos que volver a amar la Política, que se ejerce sobre todo desde el Estado. La Política de Estado es la única que defiende el bien común,  que decían los clásicos. La verdadera revolución del 15-M, es la vuelta a la Política. Ese es el mensaje políticamente incorrecto para transmitir a nuestros hijos: corregir la Política, para corregir el Estado, para evitar que la jungla de los intereses económicos de los fuertes nos devore. La Política primero, no el mercado. El canon de lo que es bello, es lo que determina lo que es valioso, justo, bueno en una sociedad. Lo artístico siempre es superior a lo crematístico. La política siempre es más que la economía. Por eso la política siempre ha sido un arte, y la economía ha sido y será la dismal science, la ciencia triste. 

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viernes, octubre 21, 2011

EL FINAL



Desde que tengo uso de razón, recuerdo a ETA presente en las pantallas del televisor, en las conversaciones de aquellas personas que huyeron del País Vasco, en el discurso político. Hemos crecido con ellos. ETA es la única dictadura que vive instalada en nuestra memoria.

ETA Ha dicho que renuncia a las armas definitivamente. Dice nuestra derecha sociológica que no ha perdido perdón. Y no lo ha pedido. Muchas víctimas no perdonan. No pueden. Hay que entenderlas. ETA sigue hablando de bandos, de conflicto, del uso de la violencia por parte del Estado español, pero como dice Teresa Jiménez Becerril, su hermano y su cuñada no iban a la guerra, cuando volvieron de tomar unas tapas en Sevilla. 
ETA se llevó por delante la vida de tantos, porque, según la terminología fanático-marxista que utilizan, esas personas con nombres y apellidos, sólo eran “epifenómenos” sin importancia en el “proceso” histórico que llevaría a la liberación, la espita que había que levantar para llegar a la playa soleada de la utopía. Eran tornillos de la gran máquina conceptual, del gran soliloquio abertzale. Cientos de miles de vascos han huido del País Vasco: unos 200.000. Gente que llevaba siglos viviendo allí. Enamorados de su tierra, a la que echan de menos. ETA y sus cómplices, han cambiado, quizás para siempre, la demografía y la estructura social del País Vasco. Ahora dejan las armas por imperativo policial, pero no escuchan. Su voz es unidireccional. Y no habrá paz hasta que no pidan perdón. Tampoco habrá paz si no hay justicia, una justicia generosa, que tienda la mano a los asesinos. Las raíces de la violencia, se arrancan con el perdón y la justicia. Y eso no se improvisa en ningún telediario de las nueve de la noche. Hace falta hablar mucho, llorar mucho, trabajar mucho. 
Es un día agridulce. Es como salir de un túnel, esperar el sol de la primavera y ver que fuera se está mejor, pero que hay muchos nubarrones. Hay muchas formas de morir. En el País Vasco no sólo se ha matado con las pistolas, sino que también se ha asesinado la palabra y el pensamiento con el miedo y el odio, provocando un aburguesamiento asqueroso de tantos que se negaban a hablar de política, de salir de sus trincheras privadas, muertos de miedo, mientras decían, “en Euskadi se comen las mejores tapas del mundo”. 
Los que buscan la paz de verdad, deberían de tratar de poner en contacto los verdugos que ya cumplieron sus penas, con sus víctimas, para que conozcan la carne, la mirada, el dolor, el nombre, los hijos, las casas, las lágrimas de cada una de sus víctimas. Las personas no son epifenómenos. Son mundos inmensos que están en el nuestro. Sólo así soltarán ese pesado fardo conceptual, abstracto, asesino de su soliloquio, abrirán su coraza dejarán espacio para que la carne y la sangre de sus víctimas circule por sus cuerpos, y les transforme en algo que todavía no son: en seres humanos. Entonces podremos hablar del final. 

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jueves, septiembre 01, 2011

EVA AL DESNUDO



El 5 de Julio de 1946 tuvo lugar la presentación del más poderoso artefacto nuclear inventado nunca por el hombre. La presentación tuvo lugar en la Piscina Molitor, Paris. El artefacto había sido testado con éxito a principios de año en el atolón Bikini de las Islas Polinesias. No obstante el presentador e inventor del evento, un tal Louis Réard, ingeniero de automóviles, gafas de pasta negra, insistió una y otra vez en que lo específico de este artefacto es que sería más poderoso que el que se había testado en aquel lejano atolón. Reárd inventó el Bikini, el nuevo traje de baño de dos piezas.  Una nueva época comenzó. La época de la producción del sexo en cadena. El nuevo traje de baño, el dos piezas que desnuda el cuerpo, y nos abrasa por dentro. No por casualidad Monsieur Réard era ingeniero. De coches. La nueva época de la producción, del progreso y del consumo industrial, liberó los cuerpos de la ropa. Desnudó a Eva. Y eso sólo fue el principio. En 1956, como un corolario, Roger Vadim nos recrea a la nueva Eva en la película “Y Dios creó a la mujer”: Brigitte Bardot sale del mar rebautizada como la nueva Venus. Vadim deconstruye el cuerpo de la madre: realza los pechos para siempre vírgenes de Bardot (los pechos de las top model nunca dan de mamar a ningún hijo: así se “estropean”), la cabeza mirando al cielo del Nuevo Mundo, mientras los pies se posan en una arena también virgen unida por un vientre que siempre será plano, nunca dará el fruto de la mujer madura, el hijo. El bikini se hace celuloide de la mano del Playboy Roger Vadim. Toda producción en cadena necesita su marketing. Del ingeniero al playboy, no hay tanta distancia. La vida burgueso-industrial, del bon vivant, necesita un icono, un modelo para que la demanda sea masiva. La desnudez de Eva se adjunta desde ese momento a todo tipo de artefactos de consumo. El Nuevo Mundo acaba de comenzar.

Tras la Segunda Guerra Mundial, se implementa a velocidad de vértigo la descolonización en África, Oriente Medio y Asia. Europa ya no será nunca más el faro civilizatorio y ético de la humanidad. Los horrores de Auschwitz, del Gulag, de Dresden, de Hiroshima, nos llenan de vergüenza. Hemos de recomenzar de nuevo la revolución. Buscar una base nueva para un hombre nuevo. Y Europa se vuelve hacia sí misma. De esa vuelta a los orígenes, al origen, sale la revolución del 68. Es en la intimidad del hogar, en la familia, el lugar de origen del hombre, donde hay que actuar más. Allí está escondido el autoritarismo fascita, la opresión de la trabajadora madre, la manipulación de la culpa en los hijos. De eso se encarga la Escuela de Frankfurt, con M. Horkheimer y T. W. Adorno a la cabeza. Después vendrá H. Marcuse y todo saltará por los aires. Los jóvenes no quieren esa sociedad corrupta de los viejos. Quieren una revolución marxista íntima. A eso se le llama la Revolución Sexual. No más guerra, sino más amor. Amor sin restricciones, libre, sin reglas burguesas, sin roles ni clases en la intimidad del hogar. Fuera del hogar, todo seguirá igual: ya se ha visto que las grandes ideologías no servían para cambiar las relaciones de producción, pero ha sido (así se interpreta), porque no se comenzó por arreglar el origen del problema de la injusticia capitalista: la estructura fascista, capitalista, burguesa de la familia.  

Pero el amor que buscan los jóvenes del 68, es un amor huérfano de hijos. Es una búsqueda del yo perdido. El nuevo Ulises de Joyce va y vuelve a casa pasando por un burdel de Dublín. Ese es todo el trayecto. Un inmenso monólogo donde Joyce muestra con inmensa habilidad toda la riqueza extrema de la lengua inglesa clasificada como si fuera un museo. Pero ese museo está hecho para sí mismo. Del yo al yo. No hay nada más. Es una búsqueda sin resultado. No hay otros, de los que se huye. El Otro es inabarcable. Es el terror.

La revolución sexual del 68 tiene como varias fases: la teórica, de la que ya hemos hablado. La técnica, que tiene a su vez tres subfases, la primera la aparición de la píldora anticonceptiva, la segunda el aborto masivo, y la tercera la producción de seres humanos a medida (reproducción asistida, selección de embriones sanos, etc). A su vez,  también tiene otro lado o perfil visual o práctico, que se refleja en la moda, las revistas, en la nueva imagen “desenfadada” que desviste a la mujer: minifalda, bikini, top-less. En paralelo, se desarrolla la gran industria de la pornografía.

La imagen del hombre, cambia poco. No se le desviste. La liberación femenina, consiste básicamente en su entrada en el mundo laboral. Pero no es una liberación sexual. La liberación sexual preconizada por los teóricos postmarxistas del 68, es una liberación masculina. La actividad sexual masculina se incrementa de manera exponencial. Al otro lado del sexo ya no existe la Eva Madre. Todo el sexo pierde profundidad. Como dice Fabrice Hadjadj, el 68 y su revolución habla mucho de vagina, clítoris, orgasmo, pero se ha olvidado que todo eso antecede al útero. El útero es el telos de la sexualidad. El útero es nuestra primera casa, nuestro origen,  con aire acondicionado, un todo incluido. El sexo que no llega al útero es un viaje del yo al yo, recargado y pomposo, pero no acaba en ningún tú. No libera a nadie, porque no se sale del yo. Un viaje que nunca acaba en el hijo, es un dar vueltas a la celda del yo. El hijo es la novedad absoluta, es la ventana al cosmos, lo que trasciende toda relación (¿qué hay superior a hablar con un hijo, con tu hijo?), lo que no se puede prever nunca del todo. Lo que no se sabe como crece, sino que se ve mientras nos asombramos.

La Eva desvestida del 68, sin embargo, se afana en vestirse una y otra vez. Se desespera probándose zapatos que vayan a juego con la falda. Mi hija lanza miradas a su madre de desaprobación. Eso no mamá. Y vuelta a empezar. La ropa que la mujer desespera en ponerse, es precisamente la que debe provocar las ganas de quitársela. El verdadero pudor, llevado hasta el final, mantiene el vestido sólo para una desnudez más plena. El rostro, las manos manifiestan el espíritu. El vestido permite el despliegue de esa palabra que desnuda hasta más allá del límite el corazón. Ella siempre es misteriosa, sobre todo cuando se viste, y provoca en mi el deseo de desvestirla. Y el deseo es más intenso cuanto más se muestra ese rostro que emite radiaciones intensísimas a todo mi ser en forma de palabras que me convulsionan porque su fuerza viene de un más allá que intuyo, del que quiero más y más, pero que nunca llego a atrapar del todo.

Y cuando Eva no está vestida, cuando se muestra entre coches de lujo, cuando es una Mamá Chicho para alegrar la líbido de un sátrapa de cabaret como Berlusconi, el cuerpo abrasa y se hunde la mirada en la ropa ceñida, se oculta, se vela en negro ese santo de los santos  que no podemos ver, es decir, su alma. Donde nadie puede entrar. Eva desaparece: su rostro y su interioridad secreta se diluyen. Y aparece la silicona que afirma, y el bótox que levanta. Eva se llena de profilácticos. Tiene que proteger su interior con mucha goma y plástico por fuera, para compensar un mundo interior estéril. A la señorita le da demasiada vergüenza su interioridad y por eso se esfuerza en tapiarla con la armadura de sus encantos. Y la llave de la fortaleza acaba en la alcantarilla de algún hombre que no sabrá rodear el laberinto del Santo de los Santos, para entrar en la morada donde se halla la chica que tanto busca en el fondo de su ser, como dice Fabrice Hadjadj en ese magnífico libro, la Profundidad de los Sexos.

Pero cuando ella y yo mantenemos la distancia, se da el encuentro verdadero. Ese rostro desvela el sancta sanctorum de su interioridad, no se apaga el deseo. El deseo de entreverla desnuda. Su rostro es puro por encima de su jersey, sus manos hablan con su boca, sus ojos, en lo que tenían de más claro, me inoculaban el deseo de lo que ella tenía de más oscuro. Esa es la revolución inacabada, la vuelta al principio de su rostro que nunca ha dicho la última palabra. Su radiación es demasiado fuerte para que yo, el esposo, lo atrape en un solo te quiero, en una sola posesión. Se escapa, y vuelve con sus interrogantes, me interpela, me mira desde arriba, desde abajo, desde todos los ángulos a los que yo nunca llegaré. Eva me hace reinventarme, me saca de mis límites, me humilla, me hace reír.  

Un amigo mío se casó hace poco. A veces se da cuenta de que lleva el anillo de casado en su mano izquierda. Se despierta y piensa “¿qué es esto?”. Nunca lo sabemos del todo. Ella siempre está ahí con su corporalidad radicalmente distinta, cambiante. Eva, tan frágil, tan en segundo plano, siempre acaba siendo más fuerte, siempre acaba siendo esencial. Es Gaia, la madre, el origen de todo hombre, el valle profundo por donde transita el río de la vida.

Desde Freud, el sexo ya no está en el cuerpo, sino en el cerebro. No tiene lugar. Es infinito su deseo, infinita su producción. Hay que crearlo, y para re-crearlo, desnudémoslo una y otra vez. Pornografía, una y otra vez. La sociedad con más consumo pornográfico de la historia, con más explotación sexual de la historia, quiere desnudar y poseer a Eva una y otra vez.  El hongo nuclear que nos arrasa por dentro, da vueltas y vueltas en nuestro coco, mientras trillones de imágenes circulan a toda velocidad por Internet, mientras se extiende la fobia al contacto entre el Tú-en-ti.

Pero la Eva real, ese cuerpo concreto, con babas y fluidos, con un peso y unas orillas muy concretas en el mundo del aquí y del ahora, nos aterra. El deseo se comercia y nos inunda los sentidos. Es un comercio de carne y cuerpos. Pero ese comercio es un comercio entre fantasmas, que no soporta a los cuerpos reales que envejecen, enferman. Que no soporta el tú concreto de una Eva que no es un apéndice de nuestro yo, a la que manejamos a placer. Eva es un rostro, un tú, una boca que no podemos callar. Una boca que nos arremete, nos reta, nos sorprende, nos grita, se ríe, se tuerce.

Turistas de nuestro cuerpo. Visita y atraviesa cuerpos de forma rápida, para meterlos en el álbum del yo agrietado. Busca sensaciones.  El hombre actual no tiene casa, no tiene identidad. Juega, experimenta. Pero no se encuentra en su carne. Su carne cree en la vida confortable, el progreso inevitable, la civilización de la máquina. El sexo personal es un juguete, un joystick. El joystick, la rubia, el coche. Consumo en cadena. Seguimos en la party, haciendo kilómetros. Y la insatisfacción, sigue. La pulsión sexual, no se sacia. Sigue estando ahí la llamada del Otro. El eros sigue tirando de nosotros. Ese no tenerme a mí del todo. Esa búsqueda de la unidad. De repente, un extraño. Aquella frágil chica que se cruza en el trabajo, y provoca la convulsión inesperada de toda una vida. La búsqueda de la felicidad, de la belleza. Ese cuerpo que no se sacia con el plato de lentejas de 300€ que cenamos ayer en El Bulli. La angustia de saber de mi debilidad, de no controlar la nave, porque la nave viene de muy, muy lejos. Más allá del tiempo.

Eva nos observa y su radiación nos sigue abrasando. Mucho. “La potencia de nuestra erótica solar nos abrasa por dentro, porque apenas ilumina a los otros” (Fabrice Hadjadj de nuevo). Sólo hay sitio para la rubia en bikini (siempre rubia, siempre en bikini: que la explosión nuclear no decaiga: para ese problema, solución rápida: a la puerta por donde vino). El sol que atrapa con su infinita gravedad de peso muerto sus rayos, un sol frío, que retiene el semen de sus rayos y no hace brotar vida alguna. Un agujero negro que borra su propio ombligo, su origen a base de no transmitir la vida, rechaza la propia. Un Yo demasiado grande para volver la mirada al pasado de su origen y al futuro de su destino, ya no se comprende a sí mismo, y por lo tanto cesa de emitir luz.

Y cuando el rayo escapa, cuando el vientre germina, a pesar de las pastillas para el vientre plano perpetuo, cuando aparece lo imprevisto, se rechaza. No puede ser que el acontecimiento de un embarazo esté por encima de mi voluntad. Y otra vez volvemos al fondo en negro. Yo, mi voluntad, al final no aceptando la cuna tendré mi tumba. La muerte, no revela desgraciadamente los secretos de la vida. Y buscando ese éxtasis inferior, se hunde el éxtasis superior. Seguimos teniendo ese abismo entre las piernas, que nos arroja una y otra vez a los lobos de nuestra carne insatisfecha que nos desprecia. No hay mando de consola que nos asegure el control, como ocurre con los animales. Un instinto animal produce una vida muy ordenada, no una loca depravación. El espíritu dentro del cuerpo, el abismo hacia lo alto y hacia lo bajo. Dentro de cada uno. El sol nos abrasa a todos. El hongo nuclear no deja de emitir radiación. Inolora, insípida. Pero no indolora. E

Eva nos llama. El rostro es un rostro inacabado, porque se construye con nuestra palabra y yo me deletreo con su boca, su cuerpo, la radiación de todo su ser. El Otro es inabarcable, no se puede meter en la celda de nuestro yo. El deseo que nos rasga las entrañas, el abismo que sentimos en nuestras piernas, es un abismo y un deseo de lo más alto y de lo más físico. El equilibrio del amor es un respeto espiritual que se concreta en algo físico. Cuantos más equilibrios haya entre los abismos, más físico es el hombre. Una relación puramente física es más física cuanto más espiritual es esa relación. Una comida feliz, es una comida con amigos. El solitario que se da un festín, no degusta la comida. La amistad es gratis. La verdadera felicidad cuesta poco, si es cara, no es de buena ley.

Y para que podamos caminar por el abismo, hay que cogerse de la mano de la Gracia. El hombre es demasiado grande, está demasiado alto. Para llegar al equilibrio con Eva, el esposo necesita descifrar los ruidos, las señales que proceden del más allá, de la gracia. Sin la gracia, no hay amor esponsal. La Iglesia Católica es tozuda, intransigente: una vez que hemos dicho que sí a Eva, es indisoluble, se llama matrimonio. No la puedes dejar. Es tu cuerpo físico, el hogar, tu oráculo de Delfos para interpretar tu existencia concreta. La fidelidad debe de ser radical. De palabra, de obra, de acción. La niña de tus ojos, la que llega de un tajo tantas veces al corazón de tus tinieblas con sólo una palabra o un gesto. Para eso, es necesaria la ayuda de la gracia.

Eva no es el paraíso. La fidelidad al amor esponsal, ayuda a conquistar el lugar en el paraíso. Pero en la lucha por la fidelidad, hay sangre, sudor y lágrimas. Hay mucha humillación que nos hace redibujar nuestros límites una y otra vez. Y a Eva también. Eva es una luz cegadora, que nos humillará el corazón, la razón, el cuerpo, muchas veces. Y al revés también. Es una batalla, una montaña, un viaje. Ella no se deja conquistar fácilmente. No es manipulable. Es un ser con alma, corazón, inteligencia, cuerpo distinto, fuera de nuestras percepciones en su mayoría de las veces. Es femenina. Yo soy masculino. Mi cabeza nunca estará en su cabeza de mujer. Mi mirada llega a 180 grados. Ella tiene el resto de la mirada mía, los 180 grados restantes. Eso es humillante. Dios me recuerda que no llego con mi vista, mi corazón, mi cuerpo a abarcar toda la realidad. Eva está en el centro del paraíso, pegada al árbol de la ciencia del bien y del mal. Y la seguimos rondando. Pero eso sí, con la ayuda de la gracia. Mantener el equilibrio entre los abismos, sólo es posible con la ayuda de quien nos hizo, y sabe moldear nuestros corazones para que en un proceso largo, misterioso, emocionante, lleguemos a esa unidad perdida, sin darnos cuenta. Esa  unidad que a veces se consigue fugazmente en los cuerpos, pero que nunca se llega a conquistar del todo en el corazón.

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viernes, enero 07, 2011

EL OTRO LADO DE LA CAMA



Me llevo un gran ramo de flores para ir a visitar a Salva. Hace una mañana fría y radiante. Su mujer está en la habitación del hospital. Me recibe con una sonrisa agridulce. Nos quedamos solos, mientras ella aprovecha para ir a la cafetería y para despejarse un rato. Me quito el abrigo y la careta a la misma vez. Van a ser pocos minutos para hablar él y yo, cara a cara. Está muy delgado. Diagnóstico: cáncer. Nos saludamos. Se alegra de verme, y se nos escapan por el rabillo del ojo unas lágrimas.

La vida ha pasado rápido para los dos, ¿verdad Salva? Sus hijos han crecido y viven sus vidas, unos peor y otros mal. De dinero, anda bien. La crisis, para él es de otro tipo. Toda la vida subiendo la escalera del éxito, escalando la pared, y ahora que ha llegado arriba, se da cuenta de que tenía que haber apoyado su vida en otra pared. Algunas veces hemos hablado en el pasado sobre los valores de fondo tan distintos que guiaban su existencia y la mía. Todo muy educadamente, eso sí. Su edad no es la mía. Yo soy más joven, no podía dar lecciones. Tampoco quiero soltarle mi rollo existencial ahora. Voy allí con ánimo de cargarle las pilas. Pero ¿cómo se anima a alguien cuando el telón de su vida está cayendo?, ¿cómo se anima a alguien desde el otro lado de la cama? Pero quiere guerra. Me dice que siente su vida fracasada: debería haberle dedicado más tiempo a la búsqueda espiritual de Dios, a sus hijos, a angustiarse menos por el éxito y el dinero… Debería…

Le digo que se prepare para el otro lado. Lo que queda es la Eternidad con mayúsculas. La herencia que les dejas a los tuyos, Salva, es sobre todo, como afrentas la muerte. Al final, el que sabe, es el que sabe morir, el que sabe apagar la luz con una sonrisa, el que sabe aceptar la necesidad de los demás, nuestro lugar y momento transitorio en la historia. Dios que te creó sin ti, Salva, no te salvará sin ti. Lo importante es saber recibir la vida como regalo, no como nuestro poder, nuestra creación, porque eso es una gran mentira. Las enfermedades como la tuya nos recuerdan que somos pobres y pequeños. Nos facilitan pedir perdón para abrir el corazón y la mente para recibir más. Nos ayudan a entregar lo que más vale, nuestro yo. Nos ayudan a destruir el miedo de perder ese poco que creemos que es “nuestro”.

Llamamos al sacerdote del hospital. Hablan a solas, le cuenta sus fracasos a fondo. Pide la comunión. Entro en la habitación, me siento en el borde de la cama. Está absurdamente radiante, con una paz inmensa. Su mujer, tiembla, mientras le coge la mano. Se incorpora y me dice que ahora que es pequeño, se siente grande y querido. Al final, Salva, apoyó la escalera en el muro adecuado, la mejor herencia para los suyos.

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jueves, diciembre 09, 2010

La Primera Ciberguerra Mundial



Un chaval de 20 años algo huraño, con problemas emocionales y de adaptación llamado Bradley Manning, un tipo algo friki que siempre está con el ordenador, harto de distribuir pizzas, se apunta en el ejército. Estamos en Abril de 2007. Se convierte en analista informático de inteligencia. El ejército te da unos estudios, viajas gratis, y todo eso. En medio de esto, lo mandan a Irak, a la maldita guerra. No es un chico muy sociable, que digamos, y después de ser testigo de aquello, ya no lo será jamás. 

El caso es que el gobierno americano, tras el ataque del 11-S, estaba obsesionado con la coordinación de las cientos de agencias federales que supuestamente debían garantizar la seguridad en EEUU. Lo que hicieron para evitar otra pifiada como aquella, fue crear una internet paralela llamanda SIPRNET. La red parecía segura, pero tenía un problema: “solo” accedían a ella unos 3 millones de personas autorizadas. Mientras se encontraba en Irak, Manning, que tenía acceso a los mensajes menos secretos de la red, siguió en contacto con hackers que conocía de sus tiempos en los EEUU, y comenzó a leer cientos de mensajes catalogados de secretos. Accedió también a despachos de militares que informaban sobre el campo de batalla en Irak y Afganistán. Obtuvo una copia de un video de un helicóptero Apache que asesinó unas 26 personas incluidos varios periodistas de Reuters. Se puso en contacto con un famoso hacker Adrian Lamo, y le contó por chat en internet que había obtenido toda esa información copiándola en su lápiz USB con música de Lady Gaga, y la había enviado a Wikileaks. Adrian Lamo informó a las autoridades. Ahora está en la cárcel y le pueden caer 52 años. 

Julian Assange envió en primer lugar a la prensa el video del Apache, que tuvo un tremendo impacto a nivel mundial. Luego colgó en internet los cientos de miles de documentos de la guerra de Irak y Afganistán, y el impacto fue tremendo pero mucho menor. Aprendió la lección. Se reunió con tres diarios de prestigio europeos: The Guardian, El País, Spiegel. Acordó que les iría distribuyendo el material a ellos. The Guardian luego, le pasó los documentos a The New York Times, y Assange accedió a regañadientes, porque odia a New York Times al censurar parte de los documentos anteriores, y al denigrar a Brad Manning diciendo que era gay, y otras cosas peores, lo que enfureció a Assange. Pero también hay que entender que New York Times está sujeto a las leyes americanas, y se enfrentan a peleas legales que pueden arruinar a la compañía. No es como en Europa. Es más arriesgado, y tienen que ir con pies de plomo. ¿Les suena la Patriot Act?

El caso es que le goteo de documentos espectaculares comienza a salir a la luz día a día de forma coordinada. En Washington los teléfonos echan humo. La humillación es universal. Terrible. Resulta que los amos de internet han sido puestos en ridículo por un Quijote pirado. Los amos, los que tienen la tecnología, los que saben el historial de clicks que usted hace en Internet a lo largo de su vida, los que pueden pedir vía Patriot Act a Facebook, Google, Gmail, Mastercard, Visa, Amazon, Ebay, bancos, etc, etc, toooodos sus datos personales, cientos de páginas, donde se verán sus gustos, amigos, insultos y halagos, libros que le gustan, donde trabaja, su patrimonio, sus amistades, todo, absolutamente todo, resulta que ellos, han sido engañados por un David que maneja una honda encriptada y le ha clavado una piedra en la cabeza en forma de lápiz de USB o de Mp3, o de lo que sea...

Las reglas han cambiado. No solo se nos puede espiar a los de abajo. También los de abajo, pueden sacar información sensible de manera muy sencilla, y dejar en cueros a cualquier megacorporación o gobierno, y esparcirlo por internet. 

Todo esto da que pensar. EEUU no queda tan mal parada en los cables, pero ha hecho el ridículo. Wikileaks les ha hecho un favor. Si Bradley Manning fue capaz de entrar en esa red, que decir de los ex-KGB, o de los israelíes, etc. Por otro lado, toda esa milonga de los programas en “la nube de internet”, de dejar nuestra información personal en manos de Facebook u otras empresas, es un engaño. No es bueno ceder el control de nuestra información. Es peligroso. Y hay que acabar con ICANN, la empresa privada americana que otorga los dominios. Los dominios y el control de la Red tienen que estar controlados por un organismo internacional no privado. Es la única manera de que no se prostituya del todo la neutralidad de la Red. 

Por último, está esa gran mentira de “la libertad de mercado”. EEUU ha presionado a Mastercard, VISA, Ebay/PayPal, EveryDNS.net, la Swiss Post Office Bank, y todos han callado y cedido al poder del gobierno USA, cerrándole el acceso a Wikileaks a sus fuentes de financiación e intentando expulsarla de la red. Dicen que Wikileaks hace actividades ilegales, mientras aceptan donaciones a partidos racistas, pagos a pederastas, etc. Que hipocresía más grande. Este ataque a la independencia de Internet lo cambia todo. El publico está muy cabreado. Se han creado cientos y cientos de “servidores de espejo” de Wikileaks. Ahora hay más servidores que nunca. Además, miles de hackers han bombardeado desde millones de ordenadores las páginas enemigas de Wikileaks. Han tumbado la cuenta de Mastercard y VISA de Sarah Pahlin, las páginas de VISA y Mastercard justo antes de la temporada de vacaciones de Navidad, la página de Pay Pal.  

La acusación de asalto sexual ha sido vergonzosa. Se retiraron los cargos en Agosto de este año, y justo cuando el asunto Wikileaks se transformó en algo político, se reabrió el caso. Una de las acusadoras, trabajó en Cuba ayudando a una organización anticastrista con claros vínculos con la CIA. La longa manus de Washington se ve en este asunto, y ha hecho que esto no haga más que comenzar. El senador Lieberman de Conneticut, ha incluso amenazado al New York Times con graves consecuencias legales y económicas, por publicar los datos. No lo pillan. ¿Que más da que lo publique el New York Times si se puede acceder por la red?

En China tiemblan, porque esto hará que el número de filtraciones se dispare. Hay mucha gente harta de tanta mentira. Todo se ha vuelto más secreto, pero más vulnerable a la vez. Estamos en una nueva era. 


[Diario Informacion 11/12/2010]

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domingo, noviembre 14, 2010

Benedicto XVI y el Nacionalcatolicismo




Según las últimas estadísticas, en España asiste a misa el 12,5% de los que se declaran católicos (un 72%). Este país, que hace no muchos años era gobernado por una persona que había llegado al poder "por la gracia de Dios", entrado bajo palio en las iglesias, que construyó un mausoleo faraónico en El Valle de los Caídos con mano de obra esclava de los que habían perdido la guerra, es ya muy poco católico. Hemos pasado de un catolicismo por decreto, del miedo, a una sociedad donde sólo sigue las enseñanzas de la Iglesia más o menos uno de cada diez católicos. Antes éramos católicos oficiales, ahora hay una minoría. Al menos, eso indica la estadística. 

Pero, realmente, ¿era España católica? ¿O era un conjunto de tradiciones sociopolíticas las que se identificaban con "lo católico" las que han desaparecido? El nacionalcatolicismo de Franco y su régimen desaparecieron. Pero a la Iglesia Católica se la sigue identificando con aquel régimen. Todo esto se ha puesto de manifiesto al interpretar la reciente visita de Benedicto XVI a España. Para muchos el Papa es la mejor encarnación de la represión sexual, política y de pensamiento. Fernando Savater incluso ha identificado al Vaticano con el régimen de Arabia Saudí pero decorado por Miguel Ángel, aunque por mucho que le pese a Savater, las iglesias católicas en el mundo sean los mejores exponentes del arte humano en la historia de la humanidad. En Arabia Saudí no hay tanta decoración. Y por cierto, la recién consagrada Sagrada Familia de Barcelona no pudo ser terminada con los planos de Antonio Gaudí, porque en la Guerra Civil unos milicianos entraron en su estudio y destruyeron los planos. 

Pero la Iglesia española ya no tiene nada que ver con aquello. Gracias a Dios. Un obispo hoy en día se levanta unos 1.000 euros al mes. Es un simple mileurista. El verdadero Papa en España, es el señor Botín, por ejemplo. Ese sí que manda. El Vaticano, es un miniestado que cabe en tres campos de fútbol. El Papa, es un intelectual que habla siete idiomas, que lo primero que hizo cuando fue nombrado Papa es ir a por sus miles de libros a su apartamento (que no palacio) en Roma. La Iglesia ya no tiene poder económico, ni poder social, ni Inquisición que persiga conciencias. Los viajes del Papa se pagan con los billetes de los periodistas que van de corresponsales y llenan el avión. Todo eso me encanta. Debe ser así. No se puede imponer a nadie unas creencias. El poder y el dinero, no convence. Sólo sirve para vencer. Para mejorar la sociedad sólo vale el ejemplo personal y el diálogo sosegado y razonable con nuestros semejantes, respetando su conciencia de forma exquisita. 

Debemos de aprender a convivir, católicos, musulmanes, agnósticos, etcétera. No pasa nada si hay gente que cree cosas distintas a nosotros. Lo importante es buscar lo que nos une, trabajar codo con codo para mejorar el mundo presente, lleno de problemas y de retos. La distancia entre lo que se cree y lo que se practica (la hipocresía) es un problema común a todos los hombres de todos los tiempos. Los católicos hemos hecho muchas cosas mal, y de aquellos polvos vienen estos lodos. Pero nadie escapa del juicio de la siguiente generación, que siempre es crítica con la anterior. Hanna Arendt dijo aquello de que cada generación sufre de nuevo la invasión de los bárbaros. Cada generación es un nuevo comienzo, donde la generación anterior tiene que esforzarse en volver a transmitir de nuevo con humildad, con la palabra y con la vida todo lo que es justo y bueno, porque los que acaban de llegar, juzgan con ojos nuevos lo que hacemos. Sus vidas son un nuevo comienzo, llenas de retos morales. 

Nadie tiene todas las respuestas... ¡ni siquiera todas las preguntas! Debemos de tratar, ¡todos! de eliminar prejuicios. Benedicto XVI no trata de imponer, trata de convencer. El cristianismo no puede pretender la imposición, porque eso va contra su propia esencia. Como dijo Benedicto XVI en la homilía de Navidad de 2009: "la señal de Dios es su humildad. La señal de Dios es que Él se hace pequeño; se convierte en niño; se deja tocar y pide nuestro amor (...)". Encontraremos a Dios "si nos dejamos marcar con esta señal; si aprendemos nosotros mismos la humildad y, de este modo, la verdadera grandeza; si renunciamos a la violencia y usamos sólo las armas de la verdad y del amor".

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martes, septiembre 07, 2010

¿DIOS?



Traducción: La luz estará con vosotros poco tiempo. Usad bien ese tiempo. Comenzad a andar, ¡vamos!, antes de que la oscuridad os sorprenda.

 
El periódico The Times acaba de avanzar que en su nuevo libro,  el Profesor de Astrofísica Stephen Hawking, ha demostrado que Dios no creó el Universo, sino que el Universo es producto inevitable de las leyes de la física, principalmente de la ley de la gravedad. Hay que reconocerle a Hawking su habilidad para crear titulares y sus ganas de juerga mediática, a costa eso sí, de la verdad científica.

En primer lugar, hay que recordar cómo la ciencia descubre las leyes científicas. La ciencia utiliza lo que se llama el método científico,  que consiste en medir con instrumentos fiables una serie de fenómenos en unas determinadas condiciones estables (por ejemplo observar la dilatación o contracción de un metal a determinada presión y temperatura). Tras la observación, se obtiene una pauta que se traduce en un modelo matemático (una ecuación por ejemplo). Es decir, se realiza el experimento, y se obtienen unas conclusiones que se traducen en una fórmula que confirma una ley, que siempre se cumplirá. La ley científica es fiable, porque siempre da el mismo resultado sometido a las mismas condiciones (gravedad, rozamiento del aire, temperatura, peso, etc…).

Por otro lado si escuchamos a los clásicos y al sentido común, Dios sería aquello que es lo más grande, poderoso, bello, bueno, etc, ... que se pueda pensar ¿como podemos someterlo a las condiciones de laboratorio necesarias para realizar un experimento científico? El concepto de Dios no se deja manipular así. Y no solo el concepto de Dios. Hay muchas cosas en esta vida que no se pueden someter a nuestras condiciones de observación y medida para predecir su resultado de antemano una y otra vez. Hay muchos ejemplos: la suegra, el perro del vecino que ladra sin parar, evitar que Aznar viaje a Melilla o lograr que los niñatos no suspendan nada en Junio.

Seth Godin, en su libro ¿Eres Imprescindible?, cuenta que un hombre viajaba en tren cuando se dio cuenta de pronto que su compañero de asiento era nada menos que Pablo Picasso. Al darse cuenta, el hombre se armó de valor y se atrevió a decirle al maestro:  «Usted es un gran pintor, pero, ¿por qué su arte, es tan retorcido? ¿Por qué no pinta usted la realidad en lugar de todas esas distorsiones?»
 Picasso dudó un momento y le preguntó a su vez: «Entonces, ¿qué aspecto piensa usted que tiene la realidad?» El hombre sacó de la cartera una foto de su mujer: «Así, como esta fotografía. Es mi esposa». Picasso cogió la fotografía, la miró y sonrió socarronamente: « ¿De verdad? Su mujer es muy pequeña. Y plana, además». Pues eso mismo le pasa a Hawking. Debería de mirar más a su alrededor para darse cuenta de que no todo en la vida es ciencia. Leer toda la realidad bajo el prisma del método científico, es quedarse con una foto pequeña y plana. Además de ciencia, en la vida hay que tener mucho arte para saber leer la realidad. Algunos llaman a ese arte ética o moral. Y está fuera de los tubos de ensayo. Tiene la manía de no dejarse manipular. Que le vamos a hacer. 

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