viernes, octubre 07, 2011

ADIÓS



Steve Jobs murió el pasado 5 de Octubre. Nació en 1955 en San Francisco, la misma ciudad que le ha visto morir. Tuvo una hermana biológica que fue dada en adopción junto con él a padres diferentes. Sus padres biológicos eran una pareja de novios, con dos hijos, que no se casaron por discrepancias de la familia política. La madre decidió darlos en adopción. Jobs jamás habló con ellos. La primera familia que lo adoptó, lo devolvió al orfanato. Finalmente, fue vuelto a adoptar por otra familia de clase media-baja, de forma definitiva. Su padre adoptivo era mecánico. Fue él quien le habituó a montar y desmontar cacharros eléctricos, para lo cual tenía una inteligencia innata.

Se matriculó en la universidad, pero la dejó a los seis meses. Sentía que no aprendía nada. También porque veía que sus padres adoptivos no podían pagar las tasas de matrícula. Se apuntó a unos cursos de tipos de grafía y diseño, que luego resultaron esenciales. Entró a trabajar en Atari. Viajó a la India unos meses. Se hizo vegetariano estricto hasta el final de su vida. Comía sólo vegetales orgánicos y pasta. También probó el LSD. Fanático de Bob Dylan, enamorado de los Beatles, fue novio de Joan Baez. A finales de los 70, fundó Apple con Steve Wozniak. Inventaron el ordenador personal en un garaje. Trabajaba sin parar. En su casa no había muebles. Aparecía para cenar, vivía en la empresa. Llegó el éxito. Era un genio. No dejaba hablar. Tenía un ego gigante. Destruía el trabajo de sus subordinados ante el menor fallo. Detallista y minimalista.

Todo fue bien hasta finales de los 80, tras una lucha por el poder dentro de Apple debido al fracaso del nuevo ordenador Lisa, nombrado así en honor a su recién reconocida hija Lisa  nacida en 1978 de su relación con su antigua novia Chris-Ann Brennan. Le echaron a la calle. Fundó su propia empresa, Next, donde creó un potente ordenador que fracasó. Entonces conoció a su mujer Laurene, con la que se casó en 1990. El fracaso de su empresa Next le hizo más humano. Al nacer su hijo Reed, pasó más y más tiempo en casa. Nacieron sus hijas Erin y Eve. Aprendió a escuchar. Se olvidó de la etiqueta: vestía siempre Levis 501, zapatillas New Balance, camiseta negra. Pero los coches, alemanes y caros: Porsche o Mercedes.  Era la fortuna 136 del mundo. En 1996, Apple compró su empresa Next, le readmitió como CEO. La nueva etapa, fue más intensa aún, y mucho más sólida. Es la etapa por la que será recordado como un visionxario que revolucionó la industria: inventó el Smartphone (teléfonos inteligentes) con el Iphone, cambió el negocio de la música con el Ipod, inventó el PC portátil del futuro, el Ipad, hizo que los ordenadores se vendieran sin libros de instrucciones. Que la tecnología fuera bella, útil, estable. 

Sabía que le quedaba poco tiempo. Hace unos días, le pidió a su hijo que le llevara en coche para ver Palo Alto por última vez. Uno de sus mejores amigos, el Dr. Ornish, le preguntó hace poco si estaba contento por el hecho de haber tenido hijos, y le respondió de forma contundente: “es 10.000 veces lo mejor que he hecho jamás”. Se fue despidiendo de sus mejores amigos y fue preparando con Walter Isaacson su biografía, porque quería que sus hijos le conocieran: “no estuve con ellos siempre”, le dijo a Isaacson, y “quisiera que me entendieran y comprendieran lo que hice con mi vida”.

Creía que todo el problema de Microsoft era su falta de gusto. La ética quedaba expuesta en la estética de sus productos. Era un hombre con defectos. A veces creyó que era un dios, pero su mujer le rescató del barro -¡cherchez la femme!-. Fue un hombre complejo. Como todos los visionarios. Un Quijote loco que se empeñó en poner el foco en lugares que nadie había imaginado. Un hombre, y sólo un hombre al fin y al cabo. Pero un hombre veraz. De una pieza. Blindó su vida privada. Nunca perdió el tiempo con frivolidades. El dinero era un medio, no una meta. Murió rodeado por la familia que él nunca tuvo. La luz más intensa, estética más cegadora, la encontró en casa. En esa casa que nunca tuvo de niño y adolescente. Encontrar al fin, el hogar. Volver a casa, para saber quien soy. La vida es corta, y no se puede herir ni ensuciar la eternidad con una vida miserable y mentirosa. No merece la pena. Y otra lección que nos da su vida: el error de sus padres biológicos, se transformó en una bendición para el mundo. Steve Jobs fue dado en adopción porque nació en el año 1955. Si hubiera sido concebido en 1985, quizás no habría llegado a nacer, porque su madre habría abortado antes de darlo en adopción. Lo mismo habría pasado con Obama. ¿Cuantos Einsteins, Nelsons Mandela, Jobs, Teresas de Calcuta, etc nunca nacerán para “que no sufran”? A base de querer evitar el sufrimiento, cerramos la esperanza del futuro. Esa es la raíz que destruye la innovación y la esperanza en nuestra sociedad opulenta. Esa manía de creernos dioses que lo predicen y controlan todo con su pequeña razón. Su segundo padre adoptivo, era un mecánico. Una buena persona, que recogió lo que otros rechazaron. Que le enseñó a soñar con cambiar el mundo desde un garaje. Seguro que el pequeño Jobs le robó muchas tardes a su padrastro. Pero fue una inversión magnífica.




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