martes, septiembre 07, 2010

¿DIOS?



Traducción: La luz estará con vosotros poco tiempo. Usad bien ese tiempo. Comenzad a andar, ¡vamos!, antes de que la oscuridad os sorprenda.

 
El periódico The Times acaba de avanzar que en su nuevo libro,  el Profesor de Astrofísica Stephen Hawking, ha demostrado que Dios no creó el Universo, sino que el Universo es producto inevitable de las leyes de la física, principalmente de la ley de la gravedad. Hay que reconocerle a Hawking su habilidad para crear titulares y sus ganas de juerga mediática, a costa eso sí, de la verdad científica.

En primer lugar, hay que recordar cómo la ciencia descubre las leyes científicas. La ciencia utiliza lo que se llama el método científico,  que consiste en medir con instrumentos fiables una serie de fenómenos en unas determinadas condiciones estables (por ejemplo observar la dilatación o contracción de un metal a determinada presión y temperatura). Tras la observación, se obtiene una pauta que se traduce en un modelo matemático (una ecuación por ejemplo). Es decir, se realiza el experimento, y se obtienen unas conclusiones que se traducen en una fórmula que confirma una ley, que siempre se cumplirá. La ley científica es fiable, porque siempre da el mismo resultado sometido a las mismas condiciones (gravedad, rozamiento del aire, temperatura, peso, etc…).

Por otro lado si escuchamos a los clásicos y al sentido común, Dios sería aquello que es lo más grande, poderoso, bello, bueno, etc, ... que se pueda pensar ¿como podemos someterlo a las condiciones de laboratorio necesarias para realizar un experimento científico? El concepto de Dios no se deja manipular así. Y no solo el concepto de Dios. Hay muchas cosas en esta vida que no se pueden someter a nuestras condiciones de observación y medida para predecir su resultado de antemano una y otra vez. Hay muchos ejemplos: la suegra, el perro del vecino que ladra sin parar, evitar que Aznar viaje a Melilla o lograr que los niñatos no suspendan nada en Junio.

Seth Godin, en su libro ¿Eres Imprescindible?, cuenta que un hombre viajaba en tren cuando se dio cuenta de pronto que su compañero de asiento era nada menos que Pablo Picasso. Al darse cuenta, el hombre se armó de valor y se atrevió a decirle al maestro:  «Usted es un gran pintor, pero, ¿por qué su arte, es tan retorcido? ¿Por qué no pinta usted la realidad en lugar de todas esas distorsiones?»
 Picasso dudó un momento y le preguntó a su vez: «Entonces, ¿qué aspecto piensa usted que tiene la realidad?» El hombre sacó de la cartera una foto de su mujer: «Así, como esta fotografía. Es mi esposa». Picasso cogió la fotografía, la miró y sonrió socarronamente: « ¿De verdad? Su mujer es muy pequeña. Y plana, además». Pues eso mismo le pasa a Hawking. Debería de mirar más a su alrededor para darse cuenta de que no todo en la vida es ciencia. Leer toda la realidad bajo el prisma del método científico, es quedarse con una foto pequeña y plana. Además de ciencia, en la vida hay que tener mucho arte para saber leer la realidad. Algunos llaman a ese arte ética o moral. Y está fuera de los tubos de ensayo. Tiene la manía de no dejarse manipular. Que le vamos a hacer. 

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jueves, septiembre 02, 2010

FORRAR LIBROS




Comienza el curso escolar. Son días de ajetreo para los padres con niños en edad escolar. Encargar los libros. Comprar ropa, calzado escolar, mochilas. Asustarse con el precio que te cobran. Las tardes se estiran como el chicle, mientras se intenta colocar a los hijos con alguien, o tirar a remolque de ellos, rezando para que no se pierdan en la sección de videojuegos de los grandes almacenes. 

Una vez comprada la ropa, hay que probarla y ajustarla al niño o a la niña. Comprar las primeras de las cuatro zapatillas de deporte que tu hijo destrozará durante el curso, convencer a la niña de que esa mochila super-rosa es horrenda, o de que la mochila aquella que parece una televisión encendida no es lo más “in”. Pasado el Rubicón del susto económico, de los ajustes de la ropa y las discusiones sobre que es lo más fashion, queda el remate. Queda recoger los libros que ya encargamos en Julio, porque si no, cero patatero, te quedas sin libros, ¿y como va a empezar tu hijo o tu hija el curso sin libros? A pesar de haberlos encargado con meses de antelación, resulta, que hay algunos que se han “agotado”. Pues a correr de nuevo, a ir de cola en cola, de tienda en tienda, a ver si la dependienta te hace el favor de tu vida. Bueno, ya está. Los libros están en casa. Ahora sólo queda darles los libros al niño y a la niña. ¿Darles los libros? ¡No! Queda el rejón final. Antes hay que forrarlos. Ahí está el marrón. ¿Quién forra los libros? 

Ayer iba por la calle, y me quedé más tranquilo. En Alicante, el asunto está solucionado. Iban dos madres con las bolsas atiborradas de libros escolares. Una le dijo a la otra: “Yo se los llevo a mi madre para que los forre. A mí me pone de los nervios. Además, ya me los forraba cuando yo era pequeña, y aún de mayor….”. ¡Benditas abuelas, que forráis los libros de nietas y nietos, a veces no del todo bien! Os felicito y os pido que no desmayéis en vuestros esfuerzos, aunque tengáis la impresión de que los destinatarios no se lo merecen. No saldréis en las estadísticas del PIB, porque la vuestra no es considerada una “tarea productiva”. Pero, ¡ay!... si fallasen las abuelas. ¿Qué sería de nosotros? 

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