¿DIOS?
Traducción: La luz estará con vosotros poco tiempo. Usad bien ese tiempo. Comenzad a andar, ¡vamos!, antes de que la oscuridad os sorprenda.
El periódico The Times
acaba de avanzar que en su nuevo libro,
el Profesor de Astrofísica Stephen Hawking, ha demostrado que Dios no
creó el Universo, sino que el Universo es producto inevitable de las leyes de
la física, principalmente de la ley de la gravedad. Hay que reconocerle a
Hawking su habilidad para crear titulares y sus ganas de juerga mediática, a
costa eso sí, de la verdad científica.
En primer lugar, hay
que recordar cómo la ciencia descubre las leyes científicas. La ciencia utiliza
lo que se llama el método científico,
que consiste en medir con instrumentos fiables una serie de fenómenos en
unas determinadas condiciones estables (por ejemplo observar la dilatación o
contracción de un metal a determinada presión y temperatura). Tras la
observación, se obtiene una pauta que se traduce en un modelo matemático (una
ecuación por ejemplo). Es decir, se realiza el experimento, y se obtienen unas
conclusiones que se traducen en una fórmula que confirma una ley, que siempre
se cumplirá. La ley científica es fiable, porque siempre da el mismo resultado
sometido a las mismas condiciones (gravedad, rozamiento del aire, temperatura,
peso, etc…).
Por otro lado si
escuchamos a los clásicos y al sentido común, Dios sería aquello que es lo más
grande, poderoso, bello, bueno, etc, ... que se pueda pensar ¿como podemos
someterlo a las condiciones de laboratorio necesarias para realizar un
experimento científico? El concepto de Dios no se deja manipular así. Y no solo
el concepto de Dios. Hay muchas cosas en esta vida que no se pueden someter a
nuestras condiciones de observación y medida para predecir su resultado de
antemano una y otra vez. Hay muchos ejemplos: la suegra, el perro del vecino
que ladra sin parar, evitar que Aznar viaje a Melilla o lograr que los niñatos
no suspendan nada en Junio.
Seth Godin, en su libro ¿Eres Imprescindible?, cuenta que un hombre viajaba en tren cuando
se dio cuenta de pronto que su compañero de asiento era nada menos que Pablo
Picasso. Al darse cuenta, el hombre se armó de valor y se atrevió a decirle al
maestro: «Usted es un gran pintor, pero, ¿por qué su arte, es tan
retorcido? ¿Por qué no pinta usted la realidad en lugar de todas esas
distorsiones?»
Picasso dudó un momento y le preguntó a su vez: «Entonces, ¿qué
aspecto piensa usted que tiene la realidad?» El hombre sacó de la cartera una
foto de su mujer: «Así, como esta fotografía. Es mi esposa». Picasso cogió la
fotografía, la miró y sonrió socarronamente: « ¿De verdad? Su mujer es muy
pequeña. Y plana, además». Pues eso mismo le pasa a Hawking. Debería de
mirar más a su alrededor para darse cuenta de que no todo en la vida es
ciencia. Leer toda la realidad bajo el prisma del método científico, es
quedarse con una foto pequeña y plana. Además de ciencia, en la vida hay que
tener mucho arte para saber leer la realidad. Algunos llaman a ese arte ética o
moral. Y está fuera de los tubos de ensayo. Tiene la manía de no dejarse
manipular. Que le vamos a hacer.
Etiquetas: Columnas