lunes, enero 23, 2006

PERROS EN RUMANÍA

Hace unos años, el alcalde de Bucarest (Rumanía), creó una pequeña tasa municipal para los propietarios de los perros. Rumanía era y es un país mísero, y de un día para otro miles de perros fueron abandonados en la calles, y la ciudad se hizo inhabitable, llena de perros salvajes que atacaban a los transeúntes. Pero, no es la primera vez que pasa. Cuando Ceaucescu construyó su palacio de mármol en el centro de Bucarest, 7000 edificios y un hospital fueron arrasados. Ya entonces, miles de perros y personas se quedaron deambulando por las calles sin casa, para dejar sitio al palacio del loco, que es el segundo edificio más grande del mundo. El primero, sigue siendo el Pentágono, que es como el corazón de EEUU, que inventa una nueva guerra cada década, para dar salida al enorme stock de armas. La locura megalomaníaca siempre ha sido contagiosa. El protagonista de Generación X, el famoso libro de Douglas Coupland, la novela que mejor describe a la generación que se hizo adulta en la década de los 90, sobrevive en la soleada y rica California, a base de contratos basura. No puede comprarse casa, y vive alquilado con sus perros, hasta que encuentra otro trabajo por unos meses. Una de sus mayores preocupaciones, es evitar que sus perros se coman los restos de grasa de las liposucciones que hay en los cubos de basura de la clínica de cirugía plástica que hay al lado de su casa.Los perros de Generación X tienen un dueño inexistente, porque su dueño no tiene proyecto, no tiene vida, no tiene casa. El mundo nos mira con esperanza y angustia, porque el modelo americano sigue fracasando, con sus enormes cifras de enfermos psíquicos, de presos en las cárceles, de pobreza rampante. Estados Unidos es un enorme palacio para las armas, pero sus ciudadanos no tienen seguridad social, ni seguros de desempleo decentes, ni un mes de vacaciones al año. Todo ese poderío económico va destinado al monstruo de las cinco puntas, eso que Ike Eisenhower llamó el complejo-militar-industrial. El corazón de Europa, está en Bruselas, pero su debilidad es su locura, con la tentación actual de no mirar a Europa del Este, desentendiéndose de esa sociedad llena de perros y hombres vagabundos que ha dejado el comunismo, una estructura social deshecha para varias generaciones. Sin nuestra ayuda abundante, los países del Este de Europa fracasarán. Por supuesto, tiene que haber proporción entre riqueza y pagos a los nuevos miembros, pero no podemos estar siempre mirándonos al ombligo. Las ayudas de fondos estructurales van a ser mucho menores que para España, porque son más países y no se han aumentado los fondos. Pero hay que incrementarlas, porque sino seremos incapaces de imponer con la fuerza de la razón nuestro modelo de diálogo y consenso, que es mucho más humano y rentable a la larga que el americano, más allá de nuestro continente.

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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Interesante post. Me gustó leerlo.

Seguramente hay bastante que leer por aquí. Bajo el cursor.

6:12 a. m., enero 25, 2006  

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