La peor de las dictaduras
Que manden los hijos, me dijo, es la peor de las dictaduras, porque se
trata de un poder sin responsabilidad. En efecto, tú les tienes que
cuidar, alimentar, y vestir, les tienes que educar, tú tienes que pagar
sus juergas y sus caprichos. Pero no mandas. Mucho peor que todo eso
incluso: no solo te desvives, pagas y te pliegas a los deseos de
quienes, en realidad, dependen de ti, sino que si ellos se desmandan,
si cometen cualquier fechoría, serás tú quien responda, nadie irá
contra ellos: la multa correrá a cargo de tu patrimonio y la deshonra a
cargo de tu fama, del nombre que precisamente tú les has dado.
Se
constituye así una tiranía perfecta, porque además, en el caso de la
familia, viene remachada por un chantaje amoroso —no meramente
sentimental— al que resulta muy difícil sustraerse.
Puede que sea verdad. Quizá la ética del poder público sea un mero reflejo de la ética del poder familiar.
[Vía: Vagón-Bar]
Etiquetas: pensamiento, periodismo
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