El tam-tam de Chávez

Hace unos días un amigo mío comió con un médico Venezolano, que posee una prestigiosa clínica en Caracas. Resulta que va a inmigrar a España, porque hace unas semanas recibió una visita de un grupo de matones del régimen chavista, que le preguntaron: ¿Cuándo va a vendernos su clínica? Así están las cosas en un país que estaba dirigido por una élite riquísima, con la costumbre de renovar los muebles de sus casas cada Año Nuevo, lanzando los viejos por la ventana, mientras en los suburbios las chabolas (ver foto) enganchaban cables pelados a los postes para robar la luz eléctrica que no se podían pagar. Venezuela sigue siendo un país riquísimo lleno de pobres, y el petrodinero que antes se repartían las élites, ahora lo distribuye Chávez entre “su ejército”, “su policía”, los grupos paramilitares bolivarianos - ver disturbios en la Universidad y los encapuchados armados -(gente humilde que sale de la pobreza contratada por el régimen), y en ayudas a países como Bolivia, Nicaragua, Ecuador.

Para Chávez es necesario agredir a todos los países que intentan integrarse económica y políticamente, como Méjico, Colombia, etc. El rol de España en esa integración, es de puente, porque puede transmitir la experiencia de la integración política y económica en la UE. El Tam-Tam mediático de insultos de Chávez, busca anular los logros de la XVII Cumbre Iberoamericana, reunida la pasada semana en Santiago de Chile.

La presidenta chilena, M. Bachelet estaba tensa en la clausura de la Cumbre, y apenas contestó a los periodistas, que insistían para que valorara la bronca entre Chávez y el Rey. Los gritos de Chávez, no deben silenciar los logros de la Cumbre, el principal de ellos un Convenio de Seguridad Social Iberoamericana, una primera piedra para lograr que la región con más desigualdades del planeta, inicie la senda de la justicia y la cohesión social, esencial para la estabilidad democrática. Lo progresista, creo yo, es acallar a Chávez apoyando con gestiones concretas políticas y económicas a gente como M. Bachelet o Lula Da Silva en Brasil.

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