El suicida
No quedará en la noche una estrella.
No quedará la noche.
Moriré y conmigo la suma
del intorelable universo.
Borraré las pirámides, las medallas
los continentes y las caras.
Borraré la acumulación del pasado.
Haré polvo la historia, polvo el polvo.
Estoy mirando el último poniente.
Oigo el último pájaro.
Lego la nada a nadie.
Jorge Luis Borges, El suicida
El suicida en el fondo es (descontando las patologías verdaderamente graves), un ególatra, que no puede tolerar que el mundo le sobreviva. Quiere que el mundo sea sólo suyo. Detesta que haya pluralidad, que el mundo sea de todos, y que ese "todos" le haga percibir el límite de su propio individualismo. En el fondo el capitalismo es muchas veces suicida porque es estúpido: las hormigas que acumulan y acumulan riquezas de forma enfermiza, creyendo que su grandeza económica puede sobrevivirles. De ahí esa seriedad estirada, de ese odio al humor, a la sonrisa irónica, de esa fijeza por lograr el objetivo absoluto de la superriqueza, como si al lograr ese objetivo llegaran a manipular la eternidad.
Etiquetas: Muerte, pensamiento, poesía
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