miércoles, octubre 03, 2007

Nuevos tiempos para la lírica hiper-texto-audiovisual

hypertexttv

Espectador-realizador. Durante los diez primeros años de internet (1995-2005), los gurús del periodismo sólo hablaron del impacto de la tecnología en la prensa. Según Ramón Salaverría, profesor de la Universidad de Navarra, la velocidad de conexión y la modesta penetración de la banda ancha retrasaron el debate audiovisual. «En los últimos dos años, eso ha cambiado. Los archivos de imágenes pesan mucho menos con mayor calidad, y en España ya hay casi ocho millones de líneas de ADSL. En ese tiempo surgió el fenómeno YouTube, apenas una meta volante en la nueva ruta -continúa-. El final previsible es una televisión en el ordenador de una calidad análoga a la convencional, pero con al menos dos grandes diferencias: el dominio del espectador sobre el contenido y el uso de la hipertextualidad igual que en internet». Salaverría cree que el futuro nos permitirá ver una imagen del presidente Bush en el telediario y cliclear en sus ojos hacia un link de la Casa Blanca, o hacia un documental de Irak, casi lo que el espectador-realizador desee.

Dice Eduardo García Matilla, presidente de la empresa de análisis de audiencias Corporación Multimedia, que «la tendencia a ver contenidos audiovisuales en internet es sólida, y eso va a hacer mucho daño a las licencias convencionales. Ya no podemos hablar de televisión, sino de televisiones, en el salón, en el móvil, en el ordenador, cada vez más interactivas». García Matilla aclara que él no es un apocalíptico, aunque no faltan los analistas que defienden que «esta televisión ha muerto». Según un estudio de IBM realizado por Saul Berman, «la tecnología supone el final de un modelo televisivo, pero también nuevas oportunidades de innovación, de negocio y de creatividad». Los televidentes, en opinión de Berman, formarán parte de un paisaje fragmentado, con contenidos especializados e infinidad de canales, la televisión personal.

«Esta creciendo una generación acostumbrada a ver las cosas cuando hace clic, y no cuando lo decide un ejecutivo», afirma Enrique Dans, profesor del Instituto de Empresa. Un público amamantado con otros ritmos: lo que el profesor Antoni Roig llama «la emergencia de la cultura clip» y Eduardo García Matilla el «zapeo vital». «Los contenidos largos cada vez funcionan peor -añade Matilla-, y el índice de fracaso de nuevos programas ronda el 85 por ciento. Los breves, tipo Camera Café, crecen, y también un estilo de rodar con cortes constantes y planos en movimiento». Bocadillos de imágenes en cualquier lugar, desde luego en el teléfono. «En Corea del Sur -explica Dans-, la televisión en el móvil tiene 7,5 millones de clientes, el 15 por ciento de la población. Cada vez pasamos más tiempo en el transporte público, en esperas, y pronto lo pasaremos con la tele, aunque en Europa eso ocurrirá cuando los costes sean razonables».

«El modelo tradicional está a punto de irse a hacer gárgaras, lo que tiene nervioso a todo el mundo, sobre todo a los anunciantes», concluye García Matilla. Los analistas creen que en una década la cadena líder convencional no pasará del diez o el doce por ciento de share (ahora Telecinco ronda el 21), una audiencia fragmentada en busca de «sus» programas, «sus» imágenes, a menudo creadas por los propios consumidores. Desde luego aún hay muchas dudas sobre el paisaje después de la tormenta, y sobre las tensiones del camino. Enrique Dans opina que «el modelo restrictivo no funciona; cuando dificultas la circulación de bits, estos siempre se abren camino».

[Vía]

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