Bono, Zerolo y la parroquia San Carlos Borromeo
Así las cosas, conviene pasarse por la página web que tiene la parroquia y leer la nota de prensa del arzobispado de Madrid, (http://www.sancarlosborromeo.org), donde se recuerda que la parroquia no estaba autorizada a dar servicio religioso a los fieles desde el año 1985, hace ya 22 años, y se había orientado cada vez más a la atención y servicio de los marginados, en especial a los drogadictos de la zona, que son muchos. Toda esta labor es muy necesaria, y el Consejo Presbiteral, un órgano elegido por los sacerdotes de la diócesis de Madrid, ha acordado por unanimidad transferir las actividades de atención a los marginados a Caritas Madrid. En ningún momento, sigue diciendo el comunicado, se expulsa a los curas de la parroquia: simplemente se les pide que sigan asumiendo las tareas de educación y atención social que se venían prestando en ese lugar, bajo las órdenes de Cáritas. Resumiendo: que a partir de ahora manda Caritas, y ellos seguirán ejerciendo las funciones, pero impiden de facto que celebren actos religiosos con liturgias creadas por ellos mismos: sin altar, sin confesionarios, ni vírgenes, sin lecturas del Antiguo Testamento y con lecturas del Corán.
Todo el mundo comprende y apoya, incluido el Consejo Presbiteral, la labor de Enrique de Castro con esos marginados, especialmente los drogadictos. Muchos de los que aplauden al Arzobispado de Madrid, saldrían en procesión parcantera si les montaran un centro de acogida del Proyecto Hombre, tal y como desgraciadamente ha pasado en muchas ciudades, despreciando el mandatos evangélicos fundamental. Pero la cuestión de fondo en este caso, es si es lícito dar dar atención religiosa “católica” sin respetar las “formas litúrgicas” de los rituales de la Iglesia Católica.
Para juzgar si la cuestión de las formas litúrgicas es una cuestión discutible o menor, es necesario tratar de comprender que son las normas de culto de cualquier religión. En todas las religiones existen normas y ritos de culto que son cumplidas estrictamente. En todas las civilizaciones ha habido una comunicación con lo trascendente, con los dioses, etc. Miles de millones de personas son creyentes en una u otra religión, y aceptan sus ritos de culto como formas de comunicación con lo divino. Si siempre ha existido una comunicación trascendente del hombre a lo divino en todas las culturas, no es tan absurdo pensar que las distintas culturas hayan creído que Dios o lo divino se revelara de alguna forma. Esa es la esencia de la religión: la revelación de lo trascendente al hombre a través de unas formas concretas, de unos ritos muy determinados. Lo divino, Dios, los dioses, quieren ser adorados e iluminar la vida de los hombres a través de esos ritos cultuales, esas formas, que son sagradas y que no pueden ser transgredidas en su esencia. Incluso las creencias laicas tienen su propia liturgia, como por ejemplo la momia de Lenin o los ritos traspaso de poderes en las democracias.
En el caso de la religión católica, el culto de la misa, que es el centro de la liturgia cristiana, se basa en los ritos de la Pascua judía, que se celebrababa con pan sin levadura, y un cordero pascual, sin mancha, sin sangre, al que no se le rompían los huesos…(símbolo del mismo Jesucristo). Los creyentes que asisten a la misa católica, saben que ningún símbolo litúrgico es casual, puesto que son manifestaciones de lo divino transmitidas de generación en generación durante 2000 años. Si toda la forma litúrgica está sujeta a discusión, se transforma en un juego meramente humano, y lo sagrado desaparece. La religión trata de revelación, de acogida de un mensaje de Dios. Una religión inventada y adaptada a base de golpes de asamblea plebiscitaria, desaparece, y se transforma en política. La política, puede dar a los seres humanos el mayor poder que existe, pues es la suma de poderes individuales mediante el consenso, pero, no puede colmar el deseo de lo sagrado, que es una sed de unidad del ser humano que se siente disgregado dentro de él mismo, de los demás y de Dios. La política, además, también ha sido pasto de las llamas del mal absoluto, no es el lugar donde el cielo de la utopía se cumple, como ha demostrado el siglo XX. La política tiene su campo de acción legítimo, pero no tiene derecho a convertirse en religión, en una asamblea llena de políticos profetas como Bono y Zerolo, (ver fotos de Bono y Zerolo de visita en la Parroquia), una asamblea política sin noticias de Dios, cuya ausencia se suple con la camaradería de los camaradas de partido, que corre el peligro de divinizarse y transformarse en el único partido capaz de salvarnos del mal, el único brazo ejecutor de las mas excelsas aspiraciones humanas.
El cura Enrique de Castro, es una persona entregada al servicio de los más miserables, y merece el mayor de los respetos. Creo que el Consejo Presbiteral ha demostrado con hechos que le respetan y quieren contar con él así como con otros que ayudan en esa labor. Pero su rechazo a la dirección de Cáritas, es un rechazo de fondo porque rechaza la doctrina recogida en el Catecismo de la Iglesia Católica. De Castro quiere otra Iglesia "nueva", que no tiene nada que ver con las tradiciones cultuales transmitidas a lo largo de dos mil años, y en el fondo, cree que la única acción válida es la acción política, la única capaz de transformar el mundo, mientras que los ritos y liturgias religiosos, son símbolos históricos vacíos, recuerdos de la figura de un Jesús de Nazaret que no es real, un cuentecito para viejas ignorantes.
La liturgia, en su forma y ritos, muestra un tú concreto y sagrado que indica el camino en nuestra existencia. Para los creyentes de cualquier religión, el culto es la forma de adorar a Dios, y está revelada por Él, es la irrupción del mundo divino en nuestro mundo. Por eso, las formas importan mucho. Se adora a Dios, se le ama de una determinada forma, en la que resuena la tradición entregada y revelada por y a los creyentes a lo largo de los siglos. Lo que no puede permitir ninguna institución religiosa, ninguna religión, es que haya gente que se dedique a crear una liturgia, unos actos de culto que van en contra de sus tradiciones básicas. Y a pesar de ir en contra de una liturgia milenaria, no se les ha expulsado de la parroquia ni de la Iglesia, sino que se les permite seguir ayudando a los marginados.¿Donde está el fascismo y la fuerza opresora de la Iglesia en este caso?
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