La manía de hablar con todo el mundo
El desconcertante hábito del nuevo Papa (Juan XXIII) de hablar con todo el mundo le hizo reparar en este escándalo (el pago de salarios de miseria a los trabajadores del Vaticano) casi de inmediato."¿Como van las cosas?", preguntó a uno de sus trabajadores, según cuenta Alden Hatch. "Malamente, malamente, Su Eminencia", contes´to el hombre, y le contó cuánto ganaba y cuántas bocas tenía que alimentar. "Tendremos qeu hacer algo al respecto. Pues, entre nosotros yo no soy Su Eminencia, yo soy el Papa", con lo que quería decir: "Olvídate de los títulos, yo aquí soy el Jefe, yo puedo cambiar las cosas". Más tarde, cuando se le hizo que los nuevos desembolsos sólo podían afrontarse recortando las obras de caridad, siguió sin inmutarse: "Pues entonces tendremos que recortarlas; porque la justicia está por encima de la caridad".
(...)
En él (el Testamento de Juan XXIII a su familia Roncalli) explica a sus hermanos y a los hijos y nietos de estos porqué en contra de toda la costumbre él ha renunciado a otorgarles títulos; porqué renuncia ahora, como antes a elevarlos "por encima de su digna y grata pobreza", pese a "haber acudido alguna vez en su ayuda como "un hombre pobre a otros pobres"; por qué él nunca ha pedido "nada -poosición, dinero, favores-, nunca, ni para mí ni para mis familiares o amigos".Ya que "nacido pobre (...) me siento particularmente feliz de morir pobre, habiendo distribuido (...) todo cuanto ha llegado a mis maos -y fue muy poco- durante mis años de sacerdocio y episcopado". (...) Se puede adivinar el enorme orgullo de hijo pobre que insiste que a lo largo de su vida no había pedido un favor a nadie, y que se consolaba pensando qeu cuanto había recibido ("¿Quien mas pobre que yo? Desde el seminario nunca he tenido un traje que no se me diese por caridad.") le fue dado por _Dios, de suerte que su pobreza era para él un signo evidente de su vocación:"Soy de la misma familia que Cristo, ¿qué mas puedo querer?".
[Hannah Arendt, Hombres en tiempos de oscuridad, Ed. Gedisa, pags 76-77, 2001]
Etiquetas: religión
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