jueves, febrero 01, 2007

KAPUSCINSKI, In memoriam




Se ha ido demasiado pronto uno de las grandes figuras que quedaban del periodismo, para algunos quizá el mejor. Le habían hecho sucesivos bypasses, y tenía un fémur artificial, y eso era normal: hay pocas personas que hayan sobrevivido 27 revoluciones. Fue durante muchos años el único corresponsal extranjero de la agencia de prensa polaca (PAP). Odiaba escuchar batallitas de periodistas en las barras de bar en el hotel donde se alojaba la pequeña tribu de corresponsales, que cobraban y vivían mejor que él, un pobre reportero polaco cuya empresa gastaba menos dinero que la línea de presupuesto para grapas del New York Times. Pero, donde no había medios, había audacia y libertad para estar donde tiene que estar el verdadero periodista, pegado a la vida y a la gente real. Por eso su mesa de trabajo siempre fue el mundo, y le gustaba pasear por él, bien pegado al suelo, acostumbrado a dormir en camas con liendres, a beber té mezclado con agua sucia, a escapar por los pelos de una ciudad sitiada y exclamar … ¡un día más con vida!
Hablaba innumerables idiomas, entre ellos un más que sólido español. Era experto en cruzar fronteras, en primer lugar las innumerables fronteras de los prejuicios que nos asaltan a los hombres. “Los cínicos no sirven para este oficio”, reza el título de uno de sus libros. Que pena no haberle tenido cerca, y haber bebido las palabras de sus labios, y así saciar la sed de tantos periodistas que se sienten como un engranaje de la gran máquina del mercado, atrapados entre el fuego de la verdad y los intereses políticos y económicos, fagocitados por un sistema que a veces les considera meros peones de macro campañas de imagen. Era implacable en su crítica a ciertos estilos periodísticos imantados por el criterio comercial o de poder. Los que andan metidos en esos fangos, no pueden reflejar la realidad lo más ajustadamente posible, que es para lo que está el periodismo, conviene recordarlo. Decía que “para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”. No se puede escribir sobre un evento, si se tiene una mirada tipo, “da igual, porque todos hacen lo mismo”. El que piense así, mejor que se dedique a otra cosa más rentable, pero desde luego menos apasionante. Nos haría un bien a todos.
En los años que estuvo de corresponsal, los corresponsales, se enviaban las noticias por teletipo, en frases cortas. Había que sortear dos problemas: la censura y la falta de espacio. Como no podía escribir todo lo que quería, lo que veía, fue acumulando miles de documentos, fotos, tarjetas, noticias, reflexiones, en su destartalado ático de Varsovia. Tenía innumerables proyectos de libros por escribir, porque sólo era cuestión de tiempo el ordenar en unos papeles la fuerza de lo vivido por un espíritu grande, que amaba la verdad y la libertad sobre todo lo demás. No le interesaba figurar, intentaba sobre todo ser altavoz de una voz que le había precedido en su interior desde los inicios en esa profesión bella y maldita, la del verdadero periodismo, una voz que le quemaba desde el interior, que algunos llaman la voz de la conciencia que se siente digna, porque busca sin descanso la verdad. Kapuscinski era hombre de gran cultura, pero, hablaba a los hombres de carne y hueso. Escribía para personas, no para personajes (lectores, consumidores, censores, cifras estadísticas, etc) como bien dice Juan J. G. Noblejas en Scriptor.org. Sabía mucho, pero sabía mucho de lo general y de los casos particulares, los que atañen a las personas concretas, que lo demás es humo de pajas.
Sus juicios eran implacablemente lúcidos. He aquí algunas muestras. Sobre Occidente: 1) Es mentira que todo el mundo navegue por Internet. Sólo un dos por ciento ( a lo sumo cinco ) de la población mundial tiene acceso a la Red ¡Esa es la realidad! 2) Todo aquel que ha nacido en un país rico, tiene regalados de antemano 25 años de vida 3) Las empresas farmaceúticas en manos de grandes consorcios fundamentalmente norteamericanos, han introducido en el mercado desde la década de los 80, unos mil doscientos treinta medicamentos. Entre ellos, sólo hay catorce que previenen enfermedades tropicales. Sobre África, su gran pasión: en 1996, durante un largo viaje por África occidental, por las antiguas colonias francesas, noté un gran cambio. Hace veinte años, todo oficinista, hablaba francés. Ahora, con la misma soltura, todo el mundo habla inglés. Me contestaban sin ambages: Hace veinte años, los amos eran los franceses. Hoy el amo es el Banco Mundial, y allí se habla inglés. Descanse en paz y que florezcan las palabras de sus obras en el corazón de los que buscan la verdad.
Publicado en Diario Informacion y en Forum Libertas
Video con entrevista a Richard Kapuscinski

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1 comentarios:

Blogger Joselu ha dicho...

Ha sido una grata circunstancia haber coincidido en el recuerdo de Riszard Kapuscinski. He leído varios de sus libros y todos están llenos de sabiduría y humanidad, especialmente Ébano cuya lectura me resultó lúcida y emocionante. Es curioso adonde se puede llegar sin medios aunque sí con inteligencia y sensibilidad.

3:47 p. m., febrero 09, 2007  

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