martes, noviembre 25, 2014

FALTA CORAZÓN



La desafección por la política en España es de las mayores en Europa. La gente está asqueada. La aparición de Podemos, es una reacción de castigo a los grandes partidos nacionales. Los únicos que están aguantando ese voto castigo son los partidos nacionalistas. A los partidos nacionalistas la gente les vota con el corazón. Son partidos con monumentos erigidos a sus héroes, con museosllenos de símbolos. Tienen estatuas y tumbas donde yacen los huesos de gente concreta. Hace poco, el líder de ERC, Oriol Junqueras, lloraba a moco tendido en una entrevista de radio catalana, y todos se reían de él. Pero esa es la clave que explica su resistencia a los escándalos y el paso del tiempo: son relatos épicos que atraen los afectos de sus votantes.

Sin embargo, los partidos nacionales son partidos centrados en la economía (que es importante, pero no lo es todo), pero son incapaces de crear un relato coherente y afectivo de la historia de España, porque seguimos sangrando por la herida de la Guerra Civil y la Dictadura, que hace ya casi 40 años que terminó. Y España no es eso. España fue el primer Estado moderno de Europa, el primerpaís del mundo con unas Cortes Legislativas (León, 1181), el gran urbanizador y civilizador de América. Los partidos nacionales han sustituido sus valores y raíces ideológicas sociales por el márketing y la demoscopia. Y han dejado un enorme vacío que han ocupado con suma facilidad otros relatos épicos de nacionalismos periféricos mucho menos sólidos que la historia de nuestro país.

El error del PSOE es centrar su discurso en una solidaridad aséptica, sin rostro ni historia, sin héroes, sin bandera. En un patriotismo constitucional gaseoso. El otro partido nacional, el PP, tiene gran parte de su voto cautivo por motivos sentimentales, voto al que nunca ha prestado atención. Creen que van a ganar las elecciones si se centran en la economía. El PP ha renegado históricamente de cualquier relato que atrape a sus votantes emocionalmente. Nunca da la batalla cultural, huye del debate interno y externo como de la peste (la pantalla de plasma de Rajoy). Pero la gota que ha colmado el vaso de sus votantes, la prueba definitiva del desprecio a sus raices y los valores de sus votantes naturales, ha sido la no-reforma de la ley del aborto, que era un compromiso ineludible con esa parte del electorado que siempre votaba PP, aunque se tuviera que tapar la nariz por tantos escándalos. Por eso la Manifestación a favor de la Vida del 22-N, supone una ruptura definitiva que se hará sentir en las próximas elecciones.

Un partido político en el fondo es un movimiento social, al que se le tiene afecto si sabe cuales son sus raices (historia) y si si sabe mantener el rumbo hacia el futuro (valores). El PSOE sigue atrapado en la mercadotecnia de los valores difusos. Y el PP sigue sin darse cuenta de que ha despreciado durante muchos años la cultura y los valores de los grupos sociales que lo constituyeron. Como decía Chesterton, cuando un hombre pierde el corazón, pierde totalmente la cabeza.
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