La Pérdida
Despierto de madrugada
en el silencio
mis latidos se quejan dentro de mi cuerpo
me llaman
y me recuerdan
que todo, todo, es pérdida
Me llevo a mi mismo
al sofá vacío del salón
e intento leer
textos de alguien
escritos hace mucho tiempo
y todo es pérdida
Amanece
y vuelvo a enterrar
mis latidos en el ruido de la jornada
pero
cuando cae la tarde
y el sol se desliza suave
por mis mejillas
siento
que todo es pérdida
Dios mío, todo se va
ahora que he llegado
a medio tenerme a mi mismo
ahora
que siento que el suelo sostiene
un poco mi alma
me arrastra fluido
el latido implacable
del tiempo
el latido que se come mis latidos
el latido
de los que se fueron
de los que veo
y no volveré a ver jamás
de los que quiero
y perderé algún día
para no volver a tomar café
jamás con ellos
Y mi memoria
acumula, acumula
acurruca los momentos felices
como un botín sagrado
que nadie puede arrancar
pero, el tiempo se escapa
y la vida, me deja solo
Y en ese momento,
ese momento
en el que se rompe el cristal
del momento para abarcar
Todo el presente, el futuro
aparece la PÉRDIDA
como una musa perfecta
como un rayo
como eso que quiero
que nunca tuve,
pero que se que podré tener
mas allá del tiempo
ese estar lleno, saciarse
sin saciar, acabarse
sin acabar,
lleno de excitación
y de calma
nunca lo he tenido
nunca lo he poseído
el Todo, pero, siento
que lo pierdo, una y otra vez
siento la Pérdida,
de tantos a los que quise,
de los que quiero,
que se escapan como el agua
entre las manos
y siento
que te tendré, más allá del tiempo
porque ya te sufro, ya te veo,
Dios mío
en lo más adentro
en lo más adentro
siento
que te tengo sin tenerte
que te toco pero no llego
que no soy pero que me atraviesa
la luz de la pérdida
esa dulce herida amarga
que me absorbe como
un tremendo agujero negro
hacia TI.
Etiquetas: poesía
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