miércoles, agosto 13, 2008

INVISIBLES

Unos científicos de Berkeley han descubierto un material que hace que los objetos sean invisibles a la luz. Que miedo. Lo visible debería de quedarse como está. Siempre he creído que cuando el zorro decía al Principito de Saint-Exupery aquello de "lo esencial es invisible a los ojos", tenía mucha razón. Nuestro interior, es invisible para los demás, y debe seguir siéndolo. El amor, es el éxtasis de nuestra intimidad cuando se comunica con otro de una manera irrepetible. Por eso es íntimo, casi invisible. Porque cada amor es único, irrepetible. Por eso siempre se escribirá y hablará mucho sobre el amor. El odio hace más ruido. Georgia, Osetia del Sur o del Norte, no sé. Da igual. La brújula marca odio. El ruido no hace bien, y el bien no hace ruido, oí hace muchos años. Por eso, reivindico lo pequeño que siempre es hermoso, casi invisible. Una vida plena, deja huellas, trazas, pero no rasca, no se impone a base de flashes y altavoces. Es suave para los demás que la rozan. Las madres, no rascan. Por eso las mujeres, han sido en la historia, tantas veces invisibles: cuidan enfermos, cantan nanas en habitaciones donde ya se ha apagado el ruido y la luz del espectáculo, como nos recuerda Carol Gilligan. Se preocupan de personas concretas, en vez de conceptos. Así les va. Ahora que las mujeres invisibles están colonizando el mundo visible de los machos terminator (los negocios, el ejercito y lo que se tercie), empezamos a notar lo que vale el peine de la ética real, esa que le pide al jefe que no se hagan reuniones más allá de las 7 de la tarde , que pide medias jornadas para cuidar hijos o enfermos, esa que nos recuerda que hay un más cosas en el mundo además de los resultados trimestrales devorados por la crisis. Lo importante, es hacer las cosas bien, antes que el hacerlas. Esa era el motto de una tal Teresa de Ávila, que quería ser invisible, pero no la dejaban. Lo importante es dejar huellas sólidas, sin hacer ruido. Que cuando ya no estemos, la cosa perdure, funcione. Si no, ¿qué?. Estamos hartos de tanta charanga y ruido. Eso que nos vendieron de mucho y muy bueno, es una patraña. Demasiados botones, demasiadas instrucciones imposibles de cumplir. Por eso los restaurantes ahora son minimalistas. Poco y muy bueno. Aunque luego te crujan la Visa, para que entiendas, que eso que decía Ludwig Mies Van Der Rohe, "Menos es Más", es literalmente cierto, cariño. El bien, tantas veces invisible. ¿Porqué? Llamen por teléfono a Berkeley. A lo mejor han descubierto el porqué. Yo sigo preguntándole al zorro de Saint Exupery, a ver si me hace la lista de lo invisible de mi ego. El yo consciente, es un rollo. El subconsciente, mola más. Para eso estan las vacaciones, para limpiar el disco duro de tanta basura que nos da vueltas en la cabeza, ocupando megas y megas de neuronas. A borrar se ha dicho. ¿Para qué está el verano si no? Para hacerse invisible. Acabo de apagar el móvil.

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El Mártir-Monio

Son cuarenta-y-dos


Mientras pasa el tiempo

Aburrido al ralentí

Pero nada se está quieto

Dentro de ti



Todo se mueve tan rápido

En el túnel de la rutina

Que pocas veces veo la luz

De tu alma escondida



Siempre, al cabo del rato

Me entra la sed

¿Tú que te crees?

No me basta la vida

Para estar vivo



La multitud sola

Que lejos queda

Llena de miedo



Que no es fácil

Son once años

Son cua-renta-y-dos

Muchos días

bastantes noches

Besos y adioses

Rompiendo holas

Abrevando en tu alma

Mi sed de paraíso



Son cuarenta-y-dos

Cuarenta-y-tantos

Siempre rodando

Por el ancho canto

De tu alma.


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RESISTE AL CAPITAL

En un antiguo edificio de la ONCE de la calle Federico Soto, hay una pintada que dice «resiste al capital». Lleva allí años aguantando las dentelladas de la humedad y la canícula porque está cargada de idealismo y picardía. Nuestro chaval poeta y pintor sabía que los ciegos no iban a apedrear con la mirada semejante rebeldía. Hace unos días hablé con un amigo de Elche. Le pregunto sobre las empresas de calzado ¿cómo van? Me dice: las que están en China, bien. Las que no, mal. China es la excepción. Su comunismo se ha dado una ducha de colágeno. La hoz y el martillo de su bandera brillan más que nunca cara al sol de oriente mientras los eurodólares inundan los campos de arroz. Sabemos que el embalse de la historia ya está trufado de hoces y martillos, pero no los de China que ha logrado cuadrar el círculo de la postmodernidad. Mientras, en el mundo occidental existe un capitalismo que se gasta millones en investigar nuestras ansiedades y necesidades más íntimas para luego llenarlas con una sobreexposición de mercadotecnia y anuncios. No se nos venden productos, sino una «segunda realidad» ( Vicente Verdú, «El estilo del mundo») virtual y mediática que elimina las dudas, el dolor, la muerte de la acera común de nuestra existencia. La llave para acceder a ese mundo es un desodorante, el coche disco-fashion o un papel higiénico con airbag doble para que no pique. El capitalismo crea un mundo de ficción, infantil, donde no hay gordos ni arrugas, sino sonrisas siliconadas y pieles tiesas que vemos sin tocar,fuera de nuestro alcance. La imperfección de las frustraciones y la tristeza son expulsadas al agujero negro del espacio exterior por la factoría Disney. La mayor paradoja estriba en que la fábrica donde se acrisolan las llaves de esta segunda realidad está en China, que ya es la segunda potencia del mundo con un 12’5% del PIB mundial (la mitad que EE UU). Pero los que se forran están en occidente vendiéndonos la moto de que el desodorante X es la clave para alcanzar una vida lograda. Lo dicho, resiste al capital.

[Repost. Publicado en Diario Informacion 5/3/2004]

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jueves, agosto 07, 2008

Gabo, Fidel y demás miserias del siglo XX




Antonio Muñoz Molina, en Babelia
Me he acordado de mi amigo cubano leyendo en estas páginas una crónica de Mauricio Vicent sobre otro regreso a La Habana, el de Gabriel García Márquez. Siempre es algo aterrador que la figura de alguien sea tan hipertrófica que baste su nombre de pila o su diminutivo para designarlo: Gabo, Fidel. Gabo viaja a La Habana y como es su costumbre se encuentra con su amigo Fidel, y también con otro amigo algo menos importante, Raúl, que sí necesita el apellido. Tanto García Márquez como Mauricio Vicent viven de un oficio inviable sin la libertad de expresión, pero en la crónica se sugiere como de pasada que para garantizar la intimidad del escritor los periódicos no están autorizados a informar de su presencia, de la que sólo se ha sabido por un artículo de Fidel. De Fidel Castro. Para qué van a hablar otros si ya está él para decir lo que conviene en un monólogo monstruoso de más de medio siglo. El escritor cuya sombra napoleónica cubre la extensión entera de la literatura de su país se encuentra con el tirano que lleva cincuenta años avasallando el suyo, y el hecho parece aceptarse con tanta normalidad como si se tratara de una reunión de viejos amigos. Al tirano octogenario le halaga que vayan a visitarlo intelectuales, los cuales siempre contarán después con admiración lo aficionado que es a la literatura, lo despierto que permanece a todo. Los intelectuales que rinden pleitesía al tirano y le llaman por su nombre de pila suelen venir de países democráticos en los que se declaran muy críticos contra el poder, pero se ve que para que tanta rebeldía se vuelva reverencia sólo hace falta que el poder sea absoluto. Cultivan una solidaridad abnegada, casi heroica, pero sólo con los verdugos, nunca con las víctimas, y tienen el corazón de hielo para los perseguidos que no se ajustan a su ortodoxia.

Sencillamente, grandioso
A. Muñoz Molina es uno de los grandes escritores de la generación del 50. Cuando escribe sobre el siglo XX y sus miserias estalinianas, tan sorprendentes, tan inimaginables (nadie creía que Auschwitz fuera posible, hasta que ocurrió), Molina escribe las mejores páginas. Sabe que ha nacido en el meridiano del siglo XX, e intenta meter el cuchillo de su prosa en la cocina del siglo XXI. Es un gran escritor.
Pero cuando ese relato se decora con sus a veces obsesiones autoeróticas, o bucea demasiado en su particular visión clerical de la España negra, naufraga. Es un gran escritor, que ha sabido despegarse de la magia negra que practicaba la izquierda de los años 70, cuya imagen puede resumirse en aquella anécdota de Javier Marías, cuando hacía acrobacias (daba volteretas en la calle) frente a Juan Benet, Caballero Bonald et altres, para ser aceptado en el sanedrín de los dioses de la literatura,los que lo sabían todo bajo las estrellas españolas y mundiales, y habían conseguido redirigir la miseria intelectual de la decrépita dictadura franquista (sic). Uno de los grandes, pero a veces, patinas, querido Anthony. Y ¿quien no? diría alguno. De acuerdo, pero maneja tus pasiones con cuidado. Si entre muchas verdades eliges sólo una (o unas pocas diría yo) y la sigues ciegamente, ella se convertirá en falsedad, y tú en fanático Richard Kapuscinski, Lapidarium II.

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martes, agosto 05, 2008

ALEXANDER SOLZHENITSIN (1918-2008)

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Rusia es una enorme estepa con once zonas horarias. Lo normal sería que un país de ese tamaño, fuera ingobernable. Pero, paradojas del destino, Rusia es una la nación de la tierra que ha sufrido algunos de los regímenes dictatoriales más perversos. Lo contó como nadie Solzhenitsin, en su novela Gulag, que es un acrónimo de “Dirección General de los Campos”. No se le pueden poner puertas al campo, como dice el refrán. Pero hay una excepción: Rusia. Allí se le pusieron puertas de alambrada al campo, al mundo, al pensamiento. En ese infierno, existían no obstante, dos tipos de personas. En un grupo, las que se dejaban seducir por el sistema, que les prometía ascender a las cimas de la vida (por ejemplo ser responsable del baño o de las raciones de pan), a cambio de ser informantes. Al otro lado se encontraban los hombres que no renunciaban a su dignidad, como cuando aquel preso le responde a un oficial: “el hombre al que ustedes han quitado todo, ya no está supeditado a ustedes, ya vuelve a ser libre”.

En 1961, con la apertura de Nikita Jrushchov, se recibió en la redacción de la revista literaria Novi Mir el manuscrito de Un día en la vida de Iván Denísovich, que describe un día en la vida de un preso del Gulag soviético, donde las estufas eran adoradas como dioses del fuego, el sueño nocturno era una especie de desmayo y la ropa se enterraba bajo tierra y nieve, para evitar los piojos. El director, A. Tvardovsky, se lo llevó a casa un viernes por la noche, para leerlo con tranquilidad. Empezó a verlo en la cama. Cuando se dio cuenta de su importancia, se levantó, se vistió y se fue a su despacho. Luego explicó que aquella obra no podía leerse en batín: "hubiera sido un insulto al autor".

Solzhenitsin se convirtió de inmediato en una figura literaria colosal. El régimen no pudo soportar, e intentó asesinarlo en 1971. En 1973 se publica la monumental Gulag en París. En 1974, es expulsado de la Unión Soviética. En 1994 regresa a Rusia, pero como él dice, los jóvenes ya no leen sus libros, tan cargados de sufrimiento y de páginas. Requiere demasiada responsabilidad. En su obra completa de 30 tomos, el autor mezcla personas, causas, conflictos, confusión, las esperanzas y desilusiones de los seres humanos. Es el lector el que tiene que pensar a fondo sobre todo ello, para comprender porqué un gran pueblo descendió al infierno de esa manera. Sozlhenitsin, es uno de los grandes.

Mas información:

-Excelente recopilación en Aceprensa aquí

-Excelente artículo en Scriptor aquí

-Orras referencias: Compostela

-Sobre el Gulag, una excelente web (inglés)

-Todo lo que quiera ver sobre Solzhenitsin en Technorati Tags

[Diario Informacion, 7/8/2008]

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lunes, agosto 04, 2008

DECATHLON 2.0

decath

"Condicionamos las masas de modo que odien el campo - concluyó el director -. Pero simultáneamente las condicionamos para que adoren los deportes campestres. Al mismo tiempo, velamos para que todos los deportes al aire libre entrañen el uso de artilugios sofisticados. Así, además de utilizar transportes, consumen artículos manufacturados. De ahí estas descargas eléctricas."


[Un Mundo Feliz, Aldoux Huxley. Editorial Edhasa, 2007. Capítulo 2]
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