martes, julio 29, 2008

Obama, ¿ein Berliner?


El 24 de Julio pasado, Barack Obama ha visitado Berlín, donde ha dado un discurso que ha tratado de seguir la estela del famoso discurso de Kennedy en Berlín hace 45 años. El discurso de JFK, “Ich bin ein Berliner”, junto al Muro de la Vergüenza de Berlín, fue sin duda el mejor de su presidencia. Era el año 1963, y mi madre ya se había enamorado de un español. Me ha contado muchas veces que escuchó el discurso con una emoción indescriptible, como tantos alemanes que como ella, habían conseguido huir a la República Federal, antes de que la frontera del Telón de Acero se cerrara para siempre. Detrás quedaron amigos, familia, juventud. Todo quedó encapsulado en el tiempo, hasta el 3 de Octubre de 1990, cuando Alemania se reunificó. La estoy viendo junto al televisor con una amiga de Frankfurt, mientras correteaban lágrimas como puños por sus mejillas alemanas. Detrás de ellas, los padres españoles y los hijos nos burlábamos incrédulos ante tanta lágrima. Más tarde lo comprendí. Ella había huido al otro lado, al medio-destierro, donde encontró a mi padre, donde me encontró a mí. Pero su alma no se había ido nunca. El ruido del presente, de las obligaciones, había enterrado la voz de su memoria, pero no la había borrado. Ahora aquella voz aplastada emergía poderosa como nunca. Comprendí, que soy parte de aquella memoria, que me maneja y agita de vez en cuando, que retumba como en un tambor centenario, que viene de más allá de lo que soy, que saldrá de mí más allá de lo que yo llegaré a ser nunca, de generación en generación. Yo, también soy un berlinés.



Kennedy intentó dar su famoso discurso delante de la puerta de Brandenburgo, pero se tuvo que improvisar otro sitio, porque los rusos colgaron unas enormes lonas en los arcos del monumento, para que las cámaras no vieran el otro lado del muro, el Berlín comunista. Por eso, JFK se trasladó a la plaza que ahora lleva su nombre, que era la plaza del ayuntamiento de Berlín Oeste. Barack Obama también intentó dar el discurso desde la puerta de Brandenburgo, pero la canciller alemana Angela Merkel se opuso, por creerlo demasiado pretencioso. Ningún candidato ha hablado nunca desde esa puerta. Eso sólo lo hacen los presidentes electos. La Historia se rinde a los que la forjan, no a los que la pretenden. Al final Obama habló desde el centro de Berlín, el Tiergarten junto a la Columna de la Victoria. El candidato a presidente, ya se ve como presidente electo. Su discurso se centró en las nuevas esperanzas y amenazas que nos esperan en el siglo XXI. Habló de la internacionalización del terrorismo islamista, del problema del calentamiento global, que son problemas comunes a todos. Europa necesita a América y viceversa, para afrontar problemas que superan las fronteras nacionales. Para eso pidió unas instituciones internacionales más fuertes, donde Europa y EEUU puedan intervenir militar y económicamente en cualquier parte del mundo, como por ejemplo en Darfur. Pero se olvidó de pedir en ingreso en la Corte Penal Internacional, que es la piedra angular para hacer realidad todos esos sueños.



Obama ha sabido intuir la necesidad de superar las profundas divisiones que divide a la sociedad americana, y sabe que para afrontar los retos internacionales, hace falta que EEUU y Europa actúen de manera conjunta en muchas cuestiones. El discurso de unidad de Obama, ha calado en su país. Los americanos están hartos de su clase política. En 1988, George Bush padre. En 1992 ganó Bill Clinton. En el 2000, ganó George Bush hijo. ¿Quién tiene ganas de seguir con la saga Bush-Clinton” aunque sea una mujer como Hillary? Quieren esperanza, cambio, al precio que sea. Llevan 16 años viendo a los mismos. Y Obama ha sabido darles esa esperanza. Ha sabido unir a negros, hispanos, asiáticos, blancos porque Obama no es el típico negro discriminado. Su madre era blanca. Su padre, un emigrante africano de Kenia, que no se adaptó al sueño americano. Tras el divorcio de sus padres, su madre se volvió a casar con un indonesio y vivieron 10 años en Indonesia, donde nació su hermanastra. Obama es un cruce de caminos. Nació en Hawai, fue educado por sus abuelos en Kansas, estudió en Chicago y Harvard gracias a una beca. Nunca se ha sentido parte de ninguna etnia ni subcultura americana en particular. Sus influencias más fuertes vienen de fuera de su país o de los extrarradios. Pero también la sociedad americana le ha dado la posibilidad de ser candidato a la presidencia de los Estados Unidos, cosa impensable en otros países del mundo. Es profundamente americano, pero siente la sociedad multicultural como una oportunidad, no como una amenaza.



Ha cometido errores de bulto, como sus deseos de invadir Pakistán. Su oponente Hillary Clinton, quería una Seguridad Social pública, y él sigue apoyando un sistema de salud privado, que dejará a muchos pobres y enfermos fuera. Su inicial apoyo a Jeremy Wright, un xenófobo y violento reverendo protestante, hace temblar. Su experiencia en puestos en la administración, es igual a cero. Pero su discurso ha llegado al corazón de América, porque ha despertado la esperanza en la gente. El infierno es aquel sitio donde se acaba la esperanza. Es lo primero que aprenden los condenados. Kennedy ayudó decisivamente a Berlín y la Europa libre a no rendirse a la tiranía, porque despertó su esperanza. Antes o después, Europa descubrirá la voz de su memoria enterrada. Descubrirá sus dos pulmones, el del Este y el Oeste. Descubrirá que no es sólo un mercado unificado, sino una civilización milenaria, un tambor hecho con las raíces de Atenas, Roma y Jerusalén, que todavía anda medio enterrado entre el ruido de los escombros espirituales de las dos Guerras (las mundiales y la Guerra Fría) y la globalización. El Mundo y Europa necesitan líderes que desentierren esa voz, que nos recuerden que todos éramos y somos berlineses, que todos debemos decir aquello de “Ich bin ein Berliner”. ¿Será Obama uno de ellos?



[Informacion, 30/7/2008]

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lunes, julio 28, 2008

LO QUE VIENE


Tras la mayor suspensión de pagos de la historia de España (Martinsa-FADESA), ¿que va a pasar? Pues las suspensiones de pago /quiebras, van a seguir. La sombra que emiten las grandes y endeudadísimas promotoras del G-14, es alargada como un ciprés y comienza a cubrir a infinidad de pymes y autónomos, que no van a cobrar un duro de lo que les han dejado a deber en las subcontratas. Y toda esa gente endeudada y embargada al paro. La primera ola de paro, ya está aquí, pero esa no ha dolido tanto, porque era paro emigrante, que no tiene ni voz, ni por el momento, voto. La segunda ola, dolerá más, y se va a oír, porque afecta al personal de aquí, que vota, va a la huelga, etc.

En cuanto a la estructura de nuestro sistema, ya ha comenzado a afectar a dos de sus columnas fundamentales. La primera columna afectada, es el sistema financiero, y se refleja claramente en los préstamos que se hacen los bancos y las cajas de ahorro entre sí. El mercado interbancario es un sitio virtual donde los bancos que tienen exceso de dinero sin colocar en préstamos, prestan a otros bancos. En ese mercado el tipo de interés está por las nubes, comparado con otras épocas. Y es que claro, no hay liquidez. Bueno, liquidez, si rascas si hay. ¿Qué banco o caja no tiene dinero, si es su materia prima? Lo que pasa es que nadie se fía de nadie. Entonces, se van fuera, a esos mundos globalizados donde hace tanto frío subprime, y se ponen a emitir deuda en bonos, pagando algunas Cajas de Ahorros un 6% de interés, casi un punto por encima del Euribor (maldito seas). Todo el mundo quieto, que vienen curvas con mucho suspense de cobros y pagos. Está todo el sistema financiero guardando el dinero en el calcetín, porque la morosidad se ha disparado, y hay que comenzar a enjugar pérdidas provocadas por el crack inmobiliario. Y digo bien: “comenzar”. Luego vendrán las quitas de la deuda, y aquello que parecía una morosidad de 100, en realidad es un impago de 500. Al perro flaco, todo son pulgas.

La segunda columna afectada por la crisis es la administración, osea el Estado, en sus distintas vertientes: nacional, autonómica y local. Los ayuntamientos ya están sintiendo una bajada de ingresos cercana en algunos sitios al 40%. Y claro, hay que pagar sueldos, infraestructuras y demás historias. Pues a pedir prestado a los bancos. Pero… si hemos dicho que los bancos no tienen liquidez… Entonces… ¿que queda? Pues está claro: subir impuestos de manera creativa eso sí. Además del catastrazo que se nos viene encima, habrá novedades. Por ejemplo, se está hablando de incrementar exponencialmente un impuesto casi olvidado sobre cada cajero que las oficinas bancarias tienen abiertas en los municipios. Con respecto a las administraciones autonómicas, Solbes ya ha dicho que está dispuesto a ceder el 50% de los impuestos… pero que no va a soltar un euro más. Lo que se van a repartir son ingresos menguantes, y punto. Y de paso, si hay que subir impuestos, que los suban las autonomías, y no el Gobierno. Esta guerra de los impuestos va a ser más larga que un día sin Spain. Ya te digo.

Cuanto más avance la crisis, más miraremos todos hacia arriba como gallinas hambrientas a los ojos azules del Señor de todas las Z, para que nos alimente y nos proteja de esta tormenta perfecta en la que ya nos encontramos. Pero ¿que puede hacer? No puede bajar el tipo de interés. No puede pasarse del 3% del PIB en déficit presupuestario. No puede depreciar la moneda. Todo los parabienes vienen de la globalización, de la UE, del Banco Central Europeo de monsieur Trichet, al que le importa una higa lo que pasa en nuestro pequeño país, que es sólo un 12% del PIB de la zona euro. Cuando habla de economía a ZP, lo único que le queda, es refugiarse entre los suyos y afirmar con las cejas enarcadas, que el gasto social no se va a tocar, mientras la derecha económica brama porque quieren que ZP les saque del lío en el que ellos mismos se han metido. El Presidente del Gobierno, es el dueño de la utopía y del futuro y del revisionismo del pasado, pero se le había olvidado lo horriblemente gris que podía llegar a ser el presente vulgar y anodino del reino de la necesidad que es la economía. Cosas veredes, Sancho.

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viernes, julio 04, 2008

José Bergamín en la Plaza de Oriente

bergamin
José Bergamín vivía en Madrid en un pequeño ático que daba a la Plaza de Oriente. Así que, durante años, cada vez que Franco se asomaba, por lo que fuera, al balcón del Palacio Real, un par de números de la Policía Armada subían a su casa, armados, para vigilarlo. Durante mucho tiempo no hubo ascensor en la finca y se cuenta que el viejo escritor, ensayista y editor subía andando los cinco pisos, largo y delgado, mientras recitaba en voz alta un soneto distinto cada vez. Y era motivo de admiración entre quienes lo acompañaban su buena memoria, capaz de recordar decenas de ellos que desgranaba por la escalera, sin titubeos, mientras iba ganando peldaños. A aquella casa, apenas una buhardilla, acudió a principios de los 80 un joven poeta, Andrés Trapiello, que acababa de publicar su primer libro, y a quien Bergamín había llamado. Su visita coincidió con la de un operario que anduvo largo rato instalando una antena para que aquel viejo católico fervoroso pudiera ver por televisión la visita de Juan Pablo II a Fátima. Así que ambos, Bergamín y Trapiello, estuvieron media tarde sentados, uno junto al otro, casi sin hablarse, mientras el antenista hacía los ajustes precisos, antes de marcharse. Fue entonces, con la tele de fondo, cuando se dirigió a él y le dijo: «Le he hecho venir para decirle lo mismo que me dijo a mí Juan Ramón Jiménez: «De su libro me interesa el poeta, pero no el libro»
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